En los últimos años he tenido la oportunidad de impartir formación, tanto para ocupados como para desempleados, en diferentes entidades colaboradoras del Servicio Canario de Empleo y otro tipo de instituciones.
La gran mayoría de los docentes necesitamos una habilitación para tal fin ( metodología didáctica, formador de formadores,…), que intenta dotar a los docentes de las herramientas y competencias adecuadas para una buena transmisión de los conocimientos hacia el alumnado.
El problema de este tipo de cursos de habilitación es que en muchas ocasiones se centran en los aspectos más formales (por ejemplo, cómo elaborar una guía didáctica, la evaluación de las diferentes materias, el uso de materiales audivisuales, etc), echándose en falta desarrollar competencias tales como la comunicación efectiva, y hablando más llanamente “llegar y transmitir a la audiencia”
Personalmente, en muchas ocasiones he intentado, en detrimento de los aspectos formales de los que hablaba antes, transmitir de forma diferente los conocimientos y lograr una buena cohesión grupal para que la actividad formativa tenga un adecuado desarrollo. Como es lógico pensar, en estos casos hay que aplicar una competencia que considero básica: la creatividad.
Mi deseo de transmitir estas ideas es debido a que hace unos días un compañero de trabajo, que también se dedica a la docencia, me contó una experiencia que me gustaría compartir. Esta persona tiene varios años de experiencia en proyectos formativos para presidiarios (habilidades sociales, orientación laboral, etc.)
Hace unos días le propusieron dar una charla en un máster acerca de los prejuicios de los empresarios hacia la contratación de ex – reclusos.¿Cómo transmitir a los alumnos los prejuicios y los estereotipos que existen en estos casos? Muy fácil: el compañero, de acuerdo con el responsable del máster, se “disfrazó” de recluso (aplicando de este manera el primer estereotipo: desaliñado, con mala pinta, chándal y gorra) y se sentó con el alumnado. El director del máster lo presentaba como un ex presidiario que acudía a contar su experiencia; en unos pocos minutos veía como una chica que tenía al lado agarraba su bolso, y en general, observaba la incomodidad de los alumnos al estar sentados al lado de una persona recién salida de la cárcel.Al rato, el compañero alegó que se sentía incómodo y que, sintiéndolo mucho, no iba a dar la charla. Rápidamente fue al baño y se cambió de ropa; en unos segundos volvía a entrar en el aula con aspecto “decente”. Era ese el momento para explicar lo que había sucedido y exponer los prejuicios y estereotipos que habían aplicado los asistentes en el aula.
Según mi compañero, la reacción de los alumnos fue muy buena, ya que se vieron sorprendidos por una “actuación” que no esperaban y estuvieron muy motivados en el resto de la sesión, participando activamente en el desarrollo de la misma.En este caso, hemos visto como la creatividad y la imaginación pueden aportar elementos muy interesantes en el contexto del aula. Pero…¿vale cualquier estrategia para transmitir conocimientos? ¿Existe el peligro de desvirtuar la formación cuando aplicamos estas técnicas?
Oliver Serrano León
Para nada, el hecho de demostrar los paradigmas, nos ayudan a desmitificarlos e incluso a eliminarlos.
Lo único que critico, es el ejemplo utilizado, pues muchos de los antisociales de ahora no se visten de mala forma ni tienen mala pinta, al contrario, han aprendido a usar el paradigma en su beneficio y ahora se arreglan muy bien para pasar inadvertidos.
El prejuicio no era porque parecía un presidiario, sino porque su imagen se asocia a los miedos sociales estereotipados.
Saludos
SM
Einstein decia que es más fácil desmontar un atomo que un prejuicio, por tanto contestando a tus preguntas, debemos utilizar todos los recursos a nuestro alcance por supuesto y sobre el desvirtuar la formación, tenemos muy asumido que estar soportando 5 horas de monólogo es lo adecuado, para que quiero saber la teoria sobre los prejuicios, sino reconozco que los tengo, un saludo.
formadores-ocupacionales.blogspot.com
Hola SM: efectivamente a veces pesan más lo miedos heredados que los propios estereotipos en sí mismos; en todo caso se lograron los objetivos.
Hola Ismael: efectivamente en este caso se ve como aplicando un poco de creatividad se logran los objetivos propuestos, sin necesidad de una clase magistral de 5 horas.El objetivo último es que los alumnos conocieran de primera mano los prejuicios que tenían, y parece que se logró con eficacia.