Ya hace tiempo hablamos en el blog de la importancia y del valor añadido de la formación complementaria. Aunque puede ser muy discutibles en la actualidad las ganancias que obtenemos con los cursos complementarios a nuestra titulación básica ( ver artículo de Jose Luis del Campo Villares), no nos cabe duda de que una formación bien elegida puede facilitarnos una mejor empleabilidad.
Una de las ofertas formativas más amplias y de carácter gratuito es la del sistema de Formación para el Empleo, que implica cursos prioritariamente para desempleados y por otro lado dirigidos prioritariamente a ocupados (recordemos que en la actualidad todos los colectivos pueden acceder a cualquier curso, ya que aunque un plan de formación sea eminentemente para ocupados, los desempleados tienen acceso y viceversa).
Con respecto a este tema me he encontrado con una situación bastante prototípica:
Muchos demandantes de empleo se preguntan ¿Sirven de algo los cursos del paro? Sin duda, es la pregunta “estrella” en los servicios de empleo y orientación, y la respuesta ha de ser clara: depende para qué y cómo. Me refiero a que los cursos de los servicios de empleo, al igual que otras acciones formativas que existen en el mercado deben ser tomados en consideración según la situación de cada demandante. Pondré dos ejemplos diferentes para describir las situaciones que nos podemos encontrar.
a) Técnico en Electromecánica de Vehículos (antiguo FPI de Automoción), con el título obtenido en 1999 y que por diversas razones apenas ha podido desarrollar su profesión en ese ámbito (el usuario detecta que debe reciclarse porque se ha quedado desfasado en algunos conocimientos sobre la materia). Ahora tiene un período largo de prestaciones por desempleo y desea hacer un curso de Mecánico de Automoción y Equipos de Inyección, con una duración de 700 horas, con posibilidad de prácticas en empresa.
¿Le “serviría” el curso a esta persona?
b) Técnica Superior en Agencias de Viajes, con título obtenido en el año 2004. Su única experiencia laboral relacionada con el sector ha sido el desarrollo de unas prácticas laborales dentro del ciclo formativo. Ahora está interesada en hacer un curso de Dietética y Nutrición (700 horas) o de Maquilladora (450 horas), porque le atraen ambas profesiones y se ha “desencantado” del trabajo de agente de viajes (entre otras razones porque tampoco lo ha desarrollado demasiado).
¿Le “servirían” estos cursos a esta persona?
Ayer lo leí, pero no tenía tiempo para dejarte un comentario 🙂
Nuria00
Gracias Nuria se agradecen tus "no comentarios", jeje…saludos
Buenas amigo Oliver,y gracias por las menciones.
Lo cierto es que la formación a desempelados está mal vista desde tiempos inmemoriables, y yo creo que en gran medida es por la gratuidad que reporta. A los alumnos no les supone un desembolsos económico efectivo, con lo cual es difícil de comparar cuantitativamente la formación.
Yo he dado varios años formción a desempleados y a gente con trabajo. De los primero, y mira que he tenido alumnos, no hay nadie que se haya colocado por la formación ni que tan siquiera al acabarla me haya dicho que le será util.
En los trabajadores en activo me he encontrado de todo.
Lo que está claro es que los humanos tendemos a identificar con lobarato , lo malo.
Y por desgracia en este caso ocurre bastante esto.
Un saludo
Hola Jose Luis, gracias por pasarte y comentar. Estoy de acuerdo contigo en que muchas veces se identifica lo barato con lo malo( Un médico caro e mejor que uno barato verdad?)
Pero asumiendo que los cursos para desempleados o para ocupados pueden tener bastante calidad, independientemente del coste, lo que me pregunto es si no pasará en muchas ocasiones las personas en desempleo o las trabajadoras hacen cursos por "ocio" y no realmente como una manera de recualificarse, reciclarse o mejorar su empleabilidad. Creo que es una confusión que se da mucho y lo malo son las expectativas generadas ("el curso no me sirvió para nada").
Saludos