En los servicios de orientación y asesoramiento para la búsqueda de empleo y mejora de la empleabilidad podemos encontrarnos perfiles muy dispares de personas en situación de desempleo. Da igual como llamemos a estos servicios (OPEA, tutores de empleo, asesores, etc…) pero el hecho es que a diario escuchamos y observamos situaciones personales, muy diferentes de otras, pero con un nexo común, que es necesidad, en la mayoría de las ocasiones (y más aún en los tiempos que corren) de conseguir un empleo.
Tendríamos que escribir muchas líneas para poder describir todos los tipos de usuarios de estos centros o gabinetes, pero eso no es el asunto que me ocupa hoy. Quisiera centrarme en esa persona que entra por la puerta con una cita, y lo primero que nos dice es: “Yo no necesito orientación”. En un primer momento podría parecer que se trata de un trabajo más “fácil” para el orientador, ya que supuestamente el interlocutor nos está dejando que lo tiene todo claro. Pero la realidad no suele ser así.
Aunque en mi caso y en el de la mayoría de los compañeros que conozco, la mayoría de los usuarios que acuden a este tipo de servicios lo hacen con una actitud abierta y bastante receptiva ante la información que le podamos proporcionar, cada cierto tiempo aparecen personas con actitudes algo cerradas y que afirman que ya saben lo que tienen que saber.
Considero totalmente respetable esta postura (no tanto ciertas actitudes); muchas personas pueden tener muy claro lo qué quieren y cómo lo quieren, pero en la mayoría de las ocasiones he observado cómo suele ocurrir todo lo contrario: personas que afirman saber perfectamente cómo hacer su curriculum lo elaboran de forma desastrosa, los que saben qué quieren estudiar confunden cursos de desempleados con ciclos formativos y los que creen saberlo todo sobre las prestaciones desconocen la posibilidad de compatibilizarlas con el trabajo a tiempo parcial, sólo por poner algunos ejemplos.
A posteriori, cuando logramos “vender” el servicio de orientación (nunca es suficiente el marketing que tenemos que hacer), suelen relajarse y cambiar de actitud, agradeciendo la información que les hayamos podido mostrar.
Pero, independientemente de este perfil de desempleados, también es cierto que me he encontrado con gente que verdaderamente está muy puesta al día, conocen perfectamente los recursos y tienen buenas estrategias para mejorar sus puntos débiles o adquirir nuevos conocimientos que la faciliten la inserción laboral. En estos casos intentamos aportar o aclarar alguna información o recurso, pero no es demasiado necesaria nuestra intervención.
Recordemos algunas acepciones del verbo “orientar” según la RAE: Informar a alguien de lo que ignora y desea saber, del estado de un asunto o negocio, para que sepa mantenerse en él o dirigir o encaminar a alguien o algo hacia un lugar o fin determinado. Parece lógico que los orientadores profesionales deberíamos estar haciendo algo parecido a esto: encaminar a las personas al fin último, el empleo, a través de los cauces adecuados. ¿Pero hasta qué punto todas las personas necesitan orientación?.
Hace muy poquito Yoriento nos planteaba en su blog, refiriéndose a su próxima ponencia en el EBE 09, la aparición en las redes profesionales y sociales de muchos gurús de los recursos humanos, que dicen saber mucho cuando en realidad saben poco de nada. Los libros de autoayuda se han convertido en un filón para algunos autores y nos encontramos inmersos en una cultura preventiva en donde todo es mejorable y aunque hoy estemos sanos mañana estaremos enfermos, y creo que en el área de RRHH y similares en ocasiones ocurre algo similar.
Estamos empeñados en mejorar el acceso a la información, la productividad, competencias que nos ayuden en nuestro desarrollo profesional, estrategias de mejora de dinámicas de trabajo, miles de artículos se publican todos los días en revistas y blogs especializados….¿pero realmente todos necesitamos un orientador o un coacher? ¿No estamos, de alguna manera, psicologizándolo o coachizándolo todo?
Oliver Serrano León
En los últimos párrafos has terminado de dar en el clavo, menos mal que también se hace un poco de autocrítica que nunca está de más xD. Yo en alguna ocasión acudí a una tutoría de empleo y el panorama que me encontré no fue muy alentador, me limité a cumplir con la obligación y basta. Y sé de más personas a las que le ha ocurrido igual: los orientadores diciéndoles a donde tienen que dirigirse para buscar empleo cuando ya se ha llamado a todas esas puertas y algunas más, que para justificar su sueldo te señalen tonterías como cambiar la foto del curriculum de un lado al otro de la página… En fin, que toda ayuda en principio es bienvendida, pero es necesario primero que el orientador valore los puntos fuertes y las carencias del usuario, y si es el caso, que más que insistir en los mismos puntos, animarle a buscar nuevos caminos como por ejemplo la creación de una empresa, indicándole como no desanimarse en el intento.
Hola Alejandro, gracias por pasarte y comentar. Precisamente quería que este post tuviera un fondo de autocrítica, porque muchas veces ocurre lo que cuentas: parece que sólo sabemos "reproducir" algunas informaciones, que para colmo, ya conoce el usuario.
Personalmente he cambiado mucho mi forma de orientar, y hago un esfuerzo (sé que muchos compañeros también) para enfatizar la orientación en otros aspectos: puntos débiles y fuertes, posibles salidas profesionales novedosas,etc…y también información relacionada con el autoempleo. Aunque insisto en que de vez en cuando aparecen personas con actitudes muy cerradas, creo que los orientadores debemos hacer un gran esfuerzo para no cerrarnos a recursos más que machacados como el CV, carta, ETT, etc…Mucha de esa información la tenemos en las redes perfectamente explicada, y sería deseable cambiar un poco la manera de trabajar. Menos repartir listados de recursos y más innovar.
Un saludo y gracias por participar
Hola, me ha parecido interesante tu post. Sin embargo me gustaría exponer algunas reflexiones:
El servicio que describes podría describirse como un servicio de los que yo llamo "normalizado"; servicios de orientación de la entidad X (ayuntamientos, sindicatos, etc)donde vemos todo tipo de perfiles, dentro de programas (desde mi punto de vista cerrados)y donde nuestra labor o posible intervención sólo es con la persona que acude voluntariamente (teóricamente eso de voluntaria). Quedan fuera otro tipo de agentes que para mí son importantísimos (como trabajo con el entorno: empresas, entidades, familias, etc). Pâra mí este modelo (llámese OPEA, Orienta, Menta, etc) es incompleto. Tampoco soy partidaria del perfil del técnico de orientación que no tenga experiencia o haya trabajado en sensibilización, mediación o intermediación laboral.
Cuando un servicio de orientación es voluntario es menos probable encontrarse con este tipo de actitudes que describes. Sin embargo, por mi experiencia cuando deben pasar por algún servicio de orientación para cobrar algún tipo de "ayuda" se incrementan este tipo de actitudes cerradas (de alguna manera vienen obligados).
Como describes, me he encontrado con diplomados o universitarios que creen que conocen todas las técnicas y herramientas y te presentan un CV de 7 páginas y con portada. Sin embargo, estoy cansada de que se identifique la orientación con el CV, la carta de presentación, etc. Eso no es orientación.
Aunque es cierto que hay miles de artículos, post etc en internet, puedo decirte que para las personas con las que trabajo actualmente no me sirven absolutamente para nada. Creo que como dijo Yoriento generalizar la Web 2.0. o considerarlo un nuevo yacimiento de empleo es muy peligroso. Ni las herramientas 2.0. nos sirven a todos de la misma manera ni son una puerta dinera al empleo (como venden o nos quieren hacer creer).
Gracias y un saludo.
Hola Danzarina, encantados de tenerte de nuevo por aquí. Como le decía antes a Alejandro creo que tenemos que hacer todos una reflexión. Por una parte las personas demandantes de empleo que se las saben todas, y por otro lado los orientadores que nos creemos gurús. Comparto contigo la idea que orientar no es enseñar a hacer cv y carta y cosas por el estilo, va mucho más allá y si creo que deben ser profesionales los que hagan este trabajo. Por otro lado tamién es verdad que las herramientas 2.0 no resuelven nada por sí mismas, aunque pueden servir de ayuda al igual que otros recursos. En cualquier caso todo depende del usuario que tengamos delante; lo más importante es saber adaptarnos a él y a sus necesidades. Habrá gente que necesite muchísima información y otra que no tanta, y es ahí donde tenemos que conocer a diferencia.
Saludos y gracias por pasarte.