Hoy en día son ya pocos los que discuten los grandes beneficios de la formación para los empleados de las empresas:
* Mejora las posibilidades de promoción
* Aumenta su satisfacción laboral
* Mejora la calidad de sus servicios
* Incrementa el compromiso del personal con la empresa
* Mayor flexibilidad y capacidad de adaptación
* Aumenta la satisfacción laboral del empleado
* Reduce el absentismo laboral y la rotación voluntaria,…
Quizás, lo que cueste más, es demostrar los beneficios que aporta al propio negocio de la organización. Una veces por falta de utilización de un lenguaje común entre el responsable de formación y el responsable financiero de la empresa, y otras, por el hecho de que gran parte la formación repercute en la mejora de los índices de negocio a medio o a largo plazo.
Pero, sin duda, la formación añade el beneficio adicional de desarrollar ventajas competitivas sostenibles en las empresas.
Las ventajas competitivas tradicionales son imitables cada vez en menor tiempo. Por este motivo, se hace necesario basar la diferenciación de las organizaciones en factores de tipo intangibles, entre ellos destaca la formación del capital humano.
En la actualidad, ya son muchas las organizaciones que cuentan con un pull de formadores internos. Se trata de un cuerpo de especialistas que trabajan dentro de nuestra organización y que compatibilizan su actividad con la impartición de la docencia a los propios compañeros.
El contar con estos especialistas dentro de nuestra empresa puede aportarnos varias ventajas:
– Disminución de los costes de la formación: el coste hora/formación y los gastos derivados de traslados, dietas,…contratada con una consultora externa es muy superior que si lo realizamos con nuestros especialistas internos
– Los conocimientos transmitidos son más cercanos a las necesidades de los empleados. El Formador Interno cuenta con la ventaja de conocer la organización por lo que sus ejemplos y supuestos prácticos no son sobre empresas inventadas ni basadas en problemas de otras organizaciones ajenas a la realidad cercana.
– Disminución del tiempo de reacción. Con un grupo de Formadores Internos es posible impartir la misma formación al mismo tiempo, disminuyendo el tiempo necesario para hacer llegar los mismo conocimientos a toda la plantilla
– El Formador Interno como transmisores de valores: Se trata de profesionales que además de los conocimientos teóricos y prácticos pueden transmitir los valores de nuestra organización y tener un gran impacto sobre los formandos ya que el mensaje no es dado por un extraño sino por un compañero cercano de la empresa
Ahora bien, no podemos caer en la tentación de derivar toda la formación a esta modalidad, ya que ni tendremos profesionales en nuestra empresa que puedan impartir toda la tipología de formación necesaria, ni sería positivo vivir continuamente en nuestra burbuja de perdiendo la percepción de la realidad externa que nos aportan las consultoras que por su actividad pueden mostrarnos herramientas ya probadas con éxito en otras empresas.
La creación de un cuerpo de Formadores Internos dentro de una organización es un proyecto apasionante y se trata de una gran oportunidad para la realización de un buen marketing de nuestro departamento de RRHH. Por ello, es necesario cuidar todos los detalles en la planificación de este proceso.
Sergio Martín Corzo