El periódico El Mundo publicaba hace un par de días un reportaje donde se mostraba qué características había tenido esta prueba; un periodista del citado rotativo se presentó a las pruebas con el fin de poder informar de la misma. Para presentarse a la convocatoria bastaba con ser mayor de edad, carecer de antecedentes penales y ser español o en el caso de ser extranjero tener regularizada la situación en España.
Las pruebas consistían en dos ejercicios, una de conocimiento de 50 ítems y otra psicológica, de 30 ítems. El test de conocimiento contenía cuestiones que versaban sobre derechos y deberes fundamentales de la Constitución Española, nociones básicas de delitos contra las personas y contra la libertad y seguridad, la omisión del deber de socorro, atentado o falta de respeto a la autoridad o sus agentes, así como delitos contra la salud pública.
Lo curioso es que, gracias al trabajo de este periodista, hemos podido conocer el contenido de algunas preguntas, y lo que es más grave, el contenido de las posibles alternativas de respuesta (pongo aquí algunos ejemplos):
Para ser portero de discoteca hay que…
a) Hablar dos idiomas
b) Tener permiso de armas
c) Medir 1’90
d) Ser mayor de edad
Una de las respuestas a «Es obligatorio tener un libro de reclamaciones…» era «Sólo en las bibliotecas», y ante el planteamiento de qué hacer «Si hay una pelea…» se proponía «Lo ideal es intervenir y, si se puede, sacar algún arma para intimidar», «Vender drogas en la calle… No es delito, pero sí una falta de respeto a los viandantes» o «Si un cliente lleva una camiseta con símbolos racistas… Tendrá preferencia de paso en la entrada sobre los demás» eran otras de las contestaciones que eran erróneas, pero también cuanto menos llamativas.
En cuanto al test psicológico, algunos ejemplos eran: «¿Qué prefieres, tener diarrea en tu noche de descanso o mantener relaciones con una persona que crees que tiene una enfermedad de transmisión sexual?», «¿Prefieres ver cómo disparan a una persona en la calle o que te duelan las muelas dos días?», y un gran número de preguntas relacionadas con el alcohol, del tipo:»¿Está de acuerdo con esta afirmación? Para trabajar mejor me tomo antes unas copitas».
¿Cómo vamos a pretender dar una imagen seria con este tipo de pruebas? Lo primero que ocurre es que todos las personas que de algún modo u otro estamos trabajando en ámbitos relacionados con la selección y la formación quedamos en una situación poco honrosa, desprestigiada y en general, poco profesional.
¿Qué índice de fiabilidad y validez pueden tener estas pruebas?¿Qué competencias se supone que querían medir?¿Quién se encargó de redactar este tipo de cuestionarios?
Oliver Serrano León
Fuente: www.elmundo.es