¡ QUÉ BELLO ES FORMAR !

Si tuviera que vender una cualidad de lo que ha sido mi trayectoria profesional hasta el momento, diría que he trabajado y me gusta trabajar con personas. He tenido la suerte de haberlo podido hacer en tres ámbitos: orientación laboral, psicología clínica y formación. Cada uno de ellos tiene características que los hace especiales y singulares, pero la formación es algo muy especial.
Cuando hablamos de formación no reglada, suele ocurrir ésto en muchas ocasiones: de repente suena el teléfono, te ofrecen un impartir unos módulos de un  curso con muy poco tiempo para prepararlo pero dices que sí, y se asoma rápidamente esa sensación a la vez de pequeño vértigo y de excitación por empezar una nueva acción formativa.
Cada curso es algo nuevo. No sabes de antemano qué te vas a encontrar (la formación que he impartido ha sido en su mayoría para desempleados, o sea que más aún desconoces las motivaciones reales del alumno) y por otro lado sube un poco la adrenalina, la ansiedad facilitadora y las ganas de hacer las cosas bien. Por otro lado, no siempre tenemos todo el tiempo necesario para preparar los materiales, así que se añade un estrés adicional.
Para el alumno, estar sentado en la silla del aula  siempre genera expectativas y objetivos: mejorar, ampliar conocimientos, reciclarse o simplemente complementar el curriculum para una mayor empleabilidad. Por otro lado, los que aguantan muchas horas diarias en el aula esperan que el docente transmite, motive y que su docencia les resulte productiva.
Transmitir y no “retransmitir”: eso es lo que siempre he intentado cuando he asumido el rol de profesor. Más allá de la metodología didáctica, que es necesaria y proporciona un mínimo de validez, fiabilidad y, en definitiva, calidad a la formación, he intentado siempre motivar a las personas que apuestan por matricularse en cursos. Las motivo porque soy alumno permanente: suelo formarme regularmente y me encanta aprender algo más cada día.
Dentro del aula intento implicarme y no ser un mercenario de la pizarra, el que lleva sus carpetas y presentaciones como metralletas, dispara, cobra y se va. Para mí eso es impensable: me encanta poder aportar algo, convertir las 5 horas de supuesto tedio en enriquecimiento, la desilusión en ánimo y la desmotivación en futuro.
Más allá de poner las notas en las evaluaciones y de entregar las actas a tiempo, me interesa que un curso forme de verdad: no sólo en la materia que aparece en el cuaderno didáctico o en los apuntes, sino en actitudes, capacidad de crítica y reflexión. No me gusta que los alumnos sean sólo receptores de información; la formación debe ser interacción, participación y aprendizaje mutuo. En definitiva, me niego a sentarme en la silla del docente y leer un texto plano y aburrido. Dar clase significa mucho más para mí.
Aunque el rol de profesor obliga a asumir ciertas responsabilidades y tampoco se puede ser “colega” y “amigo” de los alumnos, no creo que por ello impartir docencia pueda dejar de ser entretenido, divertido y productivo, sólo hay que buscar la manera de “llegar” al que se sienta en el pupitre. Creo que siempre me gustará dar clase: ver las caras del primer día, conectar, establecer sinergias e irme a casa con la satisfacción de que, habiéndolo hecho mejor o peor, he logrado que dos o tres conceptos queden asimilados en el aula.
Sin duda…¡Qué bello es formar!
Oliver Serrano León

YO TAMBIÉN TENGO MIEDO

Hace unos días llegaba a mis manos un libro que tenía muchas ganas de tener y que había apuntado en mi libreta de lecturas pendientes en los primeros lugares. Ciertamente, no es un libro nuevo pero si de gran actualidad, e incluso en estos días su autora está presentando una nueva obra que será con toda seguridad otro nuevo éxito,  

El libro del que les hablo no es otro que NOMIEDO, de Pilar Jericó. Editado por Alienta en febrero de 2006, ha superado la cifra de los 150.000 ejemplares vendidos, teniendo ya traducciones a varios idiomas e incluso, como publicó su autora en su blog (http://www.pilarjerico.com) el pasado 2 de marzo, ya se encuentra disponible para iphone e ipod touch.
Creo que se trata de uno de sus libros que, una vez leído, no se debe de poner en la librería, sino tenerlo muy cerca en la mesa de trabajo.
Se trata de todo un tratado al afrontamiento a los principales miedos que tiene el ser humano, y siendo conscientes de que en el entorno laboral pasamos muchas horas, éste no iba a ser un contexto en el que no se presentaran. En la obra, Pilar, logra poner el cascabel a un gato que se llevaba escabullendo hace mucho tiempo y al que nadie podía o quería atrapar.
En el libro, la autora inicia su tratado explicando los diferentes tipos de miedos, sus bases biológicas y de cómo cuando “vivimos amenazados, nuestra amígdala secuestrará nuestro talento y no le dejará razonar tan brillantemente como lo hace en entornos amigables”.
En la segunda parte, nos hace una exposición muy ajustada de los principales cinco miedos que se dan en las organizaciones:
-Primer miedo: No llegar a fin de mes
-Segundo miedo: necesito que me quieran
-Tercer miedo: alérgicos al fracaso
-Cuarto miedo: aferrarse al poder
-Quinto miedo: Sin cambios, por favor
Desgraciadamente seguro que todos podemos poner ejemplos de cada uno de ellos, personales o de nuestros compañeros o líderes, de diferentes momentos de nuestra carrera profesional.
La tercera parte me parece magistral ya que explica con gran sencillez contra qué áreas de la persona dispara el miedo: Contra el talento, contra la innovación y la creatividad, contra el cambio y la visión a largo plazo, y por supuesto, contra la calidad de vida y la felicidad personal.
Los dos últimos capítulos del libro centran nuestra atención sobre el desafío de las empresas nomiedo y cómo desarrollar los profesionales nomiedo.
Sin duda, se trata de una obra muy inspiradora y clarificadora de comportamientos organizacionales.
Reconocer que se tiene un problema, es un comportamiento cada vez más difícil de observar pensando que con ello transmitimos debilidad, y que por tanto, no somos merecedores de la responsabilidad que nos han dado, cuando justo es todo lo contrario, y para poder perder el miedo a algo, lo primero es reconocerlo.
Hoy me ha llegado una frase que viene muy a colación al tema que hemos tratado:
«Por grande que sea el puesto, ha de mostrar que es mayor la persona» (Baltasar Gracián).
¡Yo tengo miedo! Y ¿tú?
Sergio Martín Corzo

FELIZ NO DÍA DE LA MUJER TRABAJADORA

Lewis Carrol es mundialmente conocido por su obra “Alicia en el País de las Maravillas”. El libro es una mezcla de sátira a los propias amigos de Carrol, la educación inglesa y los temas políticos de la época, todo ello aderezado de una imaginación, creatividad y toques de surrealismo dignos de elogio.
                                                                                   
Muchos recordarán aquella canción de “Feliz no cumpleaños” que, contrariamente a lo que muchos piensan, no aparece en este libro de Carrol, sino en su segunda parte “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, si bien es cierto que la canción se ve reflejada en la adaptación al cine de Disney de 1951.
El autor usó el neologismo de “no cumpleaños” para referirse a la celebración de cualquier evento en un día que no sea el cumpleaños de la persona. En A Través del Espejo, Humpty Dumpty viste una corbata (la cual Alicia confunde con un cinturón) y señala que la obsequiaron el Rey y la Reina Blancos. Luego hace calcular a Alicia el número de no cumpleaños en un año.
En la película Alicia en el País de las Maravillas, Alicia se topa con el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el Lirón y celebran una fiesta de no cumpleaños. Alicia no se da cuenta al principio sobre qué es un no cumpleaños: cuando el Sombrerero Loco se lo explica, ella se percata de que es también su propio no cumpleaños y recibe un pastel a manos del Sombrerero.
¿Y por qué les cuento todo esto? Porque ojalá celebráramos todos los días el No día de la mujer, o el No día de la mujer trabajadora. Lógicamente, la celebración, cuyo origen se remonta a mediados del siglo XIX, es motivo de alegría, porque significa que día a día hemos avanzado en el derecho de la mujer, y por ende, en el derecho de las personas. Parece que mentira que no sea tanto el tiempo que hace que las mujeres no tuvieran derecho al sufragio, o que hace relativamente muy poco tuvieran “manuales de conducta” promovidos por el Régimen anterior en España.
Cada día me alegro más por los hombres que hemos entendido que no tenemos pechos para amamantar a un hijo, pero sí brazos y piernas para ir a la cocina a preparar el biberón o la cena; me satisface cómo cada vez más muchos asumimos que las diferencias de sexo y género son genitales y poco más; me enorgullezco de ver cómo los roles de género se van modificando, etc…pero todavía nos queda mucho por hacer…
Estamos a mitad de camino mientras no nos planteemos seriamente (hombres y mujeres) que los dos somos personas. El día que dejemos de preguntarle a una mujer con alto cargo de responsabilidad “ ¿Y cómo hará usted para compatibilizar su gran responsabilidad con el cuidado de sus hijos?, estaremos mirando hacia delante (¿Ha oido alguien que eso se le pregunte a un hombre?)….Cuando dejemos de criticar a las ministras que se quedan embarazadas y una vez que dan a luz cogen SU DERECHO de baja de maternidad, algo habremos avanzado…
Si de verdad crees en la igualdad, celebremos todos los días el No día de la mujer e imaginemos que un día, en el futuro, nos hará gracia que años atrás escogiéramos un día para celebrar los avances en los derechos de la mujer. Ese día no hará falta planteárselo porque significará que la mujer no tenga que reivindicarse más ante nadie, sino que ejerza sus derechos como cualquiera. Ojalá que así sea.
Feliz no día de la mujer a tod@s
Oliver Serrano León

ENTREVISTA DE TRABAJO: SOMBRA AQUÍ, SOMBRA ALLÁ, MAQUÍLLATE

Mecano ha sido uno de los grupos musicales más exitosos en España y otras partes del mundo en la década de los 80 y 90. Era indudable la calidad creadora de los hermanos Cano junto con la inconfundible voz de Ana Torroja. Uno de sus primeros éxitos fue el tema “Maquillaje”, y me gustaría recordar aquí parte de la letra de esa canción:

“No me mires, no me mires, no me, no me, no me mires 
no me mires, no me mires déjalo ya 
que hoy no me he peinado a la moda 
y tengo una imagen demasiado normal 
para que te pueda gustar”
Indudablemente, el maquillaje es un complemento imprescindible hoy en día para la imagen personal, tanto en el día a día como en contextos artísticos. Podemos usar maquillaje neutro, con el cual destacamos los rasgos que nos interesan y más nos favorecen, o podemos hacer uso de un maquillaje caracterizador si nos dedicamos a la telelevisión, teatro o cine.
Cuando oía la canción de Mecano me recordaba a la cantidad de veces que trabajé con los usuarios del servicio de orientación la preparación de la entrevista de trabajo. Una de las cosas que más me llamaban la atención de algunos de ellos era la poca capacidad para valorarse a sí mismos y conocer sus cualidades. Sin embargo, les resultaba relativamente fácil encontrar numerosos defectos, tanto en cuestiones de personalidad como estrictamente laborales.
Durante los años que impartí talleres de entrevista e hice atención individual, uno de los aspectos que más resaltaba era un uso correcto del maquillaje. No me refiero, obviamente, al maquillaje cosmético, sino a la capacidad de saber vender lo mejor de nosotros mismos y a la vez saber matizar o corregir aquellos elementos que menos nos podían favorecer de cara a mejorar la empleabilidad y los resultados en la entrevista.
Estamos acostumbrados a vestirnos y arreglarnos de manera diferente según en qué ocasión nos encontremos. No suele ser habitual ponernos la misma ropa para bajar a comprar el pan que para ir a una boda elegante, por muy coquetos que seamos. Ya sea por normas de protocolo, por coquetería o porque simplemente nos gusta arreglarnos, hay situaciones en las que procuramos dar la mejor imagen posible: un buen corte de pelo, un vestido apropiado, complementos a juego, y sin duda, un buen maquillaje.
Entonces, si tenemos estos aspectos tan claros en la parte “corporal”, ¿por qué no lo aplicamos a la parte personal? Tenemos una cultura que castiga a las personas que se venden: nos han enseñado a ser discretos, a poner la otra mejilla y a no hablar demasiado de nosotros mismos, no vaya a ser que parezcamos arrogantes y egocéntricos. Pero no se trata de eso. Las grandes corporaciones y empresas estudian muy bien el plan de marketing aplicado a sus productos: cuidan la imagen, invierten en grandes estudios de publicidad, y en resumen, intentan ofrecer lo mejor para obtener un valor añadido con respecto a la competencia, lograr las ventas esperadas y ganar en prestigio social. ¿Por qué no hacerlo nosotros?
Mentir, tapar, esconder…no es demasiado recordable en la entrevista, pero sí que nos podemos maquillar. Sólo necesitamos un espejo delante, pero no para ver qué tal nos sienta ese nuevo peinado, sino para saber quiénes somos. Maquillarnos en la entrevista significa dar lo mejor que tenemos, mostrar aquellas cualidades que nos identifican y que nos hacen diferenciarnos de los demás, y en definitiva, poder mostrar nuestra mejor faceta ante el entrevistador.
El maquillaje no nos hace ser otras personas. Somos los mismos, pero mejorados. Seguramente muchos han visto comparaciones de personajes famosos sin y con maquillaje. Cuando los observamos sin cosméticos, nos parecen sosos, apagados y  a veces hasta feos. Sin embargo en las entregas de premios, sobre la alfombra roja, lucen sus mejores galas y están espléndidos.
¿Por qué no pensar que la entrevista es una alfombra roja para los que buscamos empleo? Pongámonos nuestras mejores galas y ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos; si tenemos alguna arruga, el maquillaje la podrá disimular.
Acabo con otra estrofa de la canción y un vídeo de Mecano
“Mira ahora, mira ahora, mira, mira, mira ahora 
mira ahora, mira ahora puedes mirar 
que ya me he puesto el maquillaje 
y si ves mi imagen te vas alucinar 
y me vas a querer a besar” 


 Oliver Serrano León

EMPLEO: SOLO NO PUEDES. CON AMIGOS SÍ

Fui de pequeño uno de los afortunados en poder disfrutar de La Bola de Cristal, aquel programa contemporáneo a la movida de los 80 y del que tantos buenos recuerdos tengo. El otro día me encontraba con un vídeo o sketch del programa que se titulaba “sólo no puedes, con amigos sí”, donde se observa a un muchacho que pretende jugar el solo al fútbol. La moraleja del vídeo es clara: para jugar al balompié, mejor con unos cuantos amigos.

Sin embargo, en muchas ocasiones creemos que hay ciertas actividades que debemos hacer solos, porque creemos que es nuestra responsabilidad. Uno de esos casos es la búsqueda de empleo. Nos encanta ir de cañas, juntarnos para hablar, hacemos barbacoas y quedamos con los amigos para que los niños jueguen juntos, pero con respecto al tema del trabajo, aunque comuniquemos a los demás que estamos en paro, no solemos usar el trabajo en equipo. Quizás somos un poco raros: por nuestros valores y educación estamos acostumbrados a ayudar a los demás, pero nos cuesta pedir ayuda a nosotros.
Incluso hay veces, aunque no la mayoría, en que ciertas personas que han perdido su trabajo son incapaces de contárselo a su propia familia, y aparentan ir a trabajar todas las mañanas porque no saben cómo comunicar esa pérdida a sus allegados. En todo caso, aquí hablamos de comunicación: hay gente que comunica su pérdida de empleo y búsqueda de uno nuevo, y gente que no es capaz ni siquiera de ello.
Pero quizás el concepto de comunicación se nos queda algo corto: hablemos de interacción. Las redes sociales y profesionales nos permiten interaccionar entre nosotros en tiempo real, y pueden darnos posibilidades interesantes en el contexto de la búsqueda de empleo.
Uno de los conceptos de los que más se habla últimamente con respecto a la búsqueda de empleo es el networking. Networking por aquí, networking por allá…no sólo encontramos ese palabro en asuntos relacionados con el trabajo, sino que viene a ser al mismo tiempo una de las más importantes causas y consecuencias de la filosofía 2.0
Con respecto al trabajo en red, significado literal del concepto anglosajón, algunos expertos y bloggers no dudan en mostrar su interés en el uso del networking para la búsqueda de empleo (pueden ver ejemplos en el blog de @seniormanager, el blog de @JoseLdelCampo o el blog de  @Yoriento), y sin embargo otros dudan de su verdadera eficacia (por ejemplo, en el blog de @David_Monreal).
Los que defienden el uso del networking hablan de la posibilidad de establecer contactos con profesionales similares a nosotros, o simplemente con personas que nos pueden aportar “algo”en nuestra vida profesional; sin embargo otras personas no ven las redes sociales y profesionales como verdaderas fuentes de reclutamiento. Una de las discusiones y debates más frecuentes es si se usan las redes como un fin en sí mismo o como un medio para llegar a otro fin. Sin embargo creo que el problema no es ese: debemos encontrar la escala de grises.
¿Escala de grises? Sí, busquemos un punto intermedio. En una sociedad donde tendemos a polarizarlo todo o a fabricar constantes dicotomías (bueno-malo, rojo-facha, normal-friki, etc), sería conveniente que examináramos la amplia de colores intermedios que van desde el blanco al negro, y más si hablamos de cuestiones como las redes en Internet. ¿Twitter es bueno? ¿Facebook es una tontería? Pues creo que sería como preguntarnos si la tele es mala o buena, o si los helados de chocolate son perjudiciales o no: si ves la tele 13 horas al día y te comes 8 helados diarios, probablemente son malo, malísimos, pero no si haces un uso adecuado de ello.
No se trata de que para buscar trabajo tengamos que poner un anuncio en la fachada de un gran edificio de la Gran Vía madrileña; simplemente podemos darle el uso adecuado a estas herramientas en la web 2.0. Hay personas que lo usan para promocionar su empresa, otras porque quieren conocer amigos, algunas para ganar concursos o dinero y otras con motivos profesionales. Pero hay algo en común en casi todos ellos: se interacciona, se lanzan mensajes y respuestas, se publican posts, se hacen retuiteos y los más importantes, se hacen numerosas desvirtualizaciones (recomiendo leer en este punto el último post de Fátima Martínez López)
Démosle el uso conveniente que creamos a las redes. Seguramente no conseguiremos trabajo a causa de ellas mañana, pero tampoco lo lograremos mañana mismo por mandar un CV por mail o inscribirnos en una web de empleo. Hagamos una búsqueda de empleo activa, pero también interactiva.
En resumen, y modificando un poco la frase que daba título al post, en el empleo solo no puedes, con networking quizás sea un poco más fácil.
Oliver Serrano León.

DERRIBANDO PUERTAS CON EL LIDERAZGO

Hace unos días me sorprendió la llamada de un amigo con el que hacía tiempo que no hablaba. Se trata de un Ingeniero que ocupa actualmente una alta posición directiva en un holding internacional de empresas. El hecho en sí es que entre las diferentes cosas que comentamos me contó una decisión que había tomado y que me parece muy interesante compartir con las personas que leen nuestro blog.

Hace unos meses el consejo de administración al que pertenece decidió fusionar dos de las empresas que tenían en Alemania, que prestaban servicios casi similares bajo diferentes marcas comerciales.

Tras conseguir resolver de manera bastante positiva todos los problemas legales y laborales que suelen causar este tipo de procesos, e iniciar un nuevo rumbo, cuando parecía que todo iba caminando sobre ruedas, recibió sobre su mesa la baja voluntaria del director general de esta nueva empresa alemana (que había sido también DG de una de las dos empresas anteriores, y por el cual se había apostado para el puesto desde un principio)

Ante esta situación, y ya que había planificado residir en Alemania durante los primeros meses de andadura para ayudar al desarrollo de la nueva organización resultante, decidió asumir la dirección hasta la selección de un nuevo líder que tuviera las características necesarias para este proyecto.

Como primer movimiento decidió reunirse con los directores y empleados para conocer su versión de la dimisión de su líder. Su sorpresa fue encontrar una gran unanimidad sobre la mala gestión de la comunicación del ya dimitido DG.

Al parecer, poseía un despacho de dimensiones gigantescas, con baño e incluso cama en la que poder descansar (lo que yo llamo despacho-apartamento) Su puerta permanecía cerrada prácticamente el 100 % de las horas que estaba en la empresa, sin facilitar la comunicación con sus colaboradores.

Este hecho en el que coincidían la mayor parte de los empleados le hizo reflexionar y ante la consulta que le hicieron de si ocuparía el mismo despacho en su periodo temporal de asunción del puesto, su negativa fue inminente.

Su decisión fue encontrar un despacho con otras características. Buscó por la empresa un lugar diferente que ayudara a imprimir un cambio de timón importante en el estilo de dirección.

De esta forma, se situó en un pequeño despacho, en la misma planta que la de los empleados, que además poseía la gran virtud de tener cristales, en lugar de paredes opacas, y tomó su “primera decisión importante” como él dijo: “llamé a los responsables de mantenimiento para que me quitaran la puerta del despacho, y si necesito hablar algo en privado ya iré al salón de reuniones. Al mismo tiempo, cada vez que alguien viene a preguntarme algo, dejo todo lo que estoy haciendo, por muy importante que me parezca y le dedico atención absoluta”

Según me comentaba, el cambio en el rendimiento de sus colaboradores ha crecido exponencialmente. Como anécdota me apuntaba, que sin pedírselo, el personal ha empezado a salir más tarde incluso del horario de trabajo, cuando en una sociedad como la alemana se cumplen estrictamente los horarios, estando hasta mal visto pasarte de él.

El pasado domingo en Infoempleo publicaba Douglas McEnroe el artículo “La fuerza de un gesto” en el que nos ofrecía la siguiente reflexión: “a la hora de ejercer el liderazgo hay que entender que los gestos y la forma de hacer y decir las cosas están llenos de significado. Saber gestionar ese significado potencia mil veces el liderazgo. Ser consciente de la importancia de los gestos, analizarlos y gestionarlos de una manera consciente es una tarea de una importancia primordial para cualquier ejecutivo que ejerza el liderazgo. Puede ser la clave para poder ejecutar su estrategia o verla fracasar”

¿Que otros gestos de liderazgo has vivido tú?

Sergio Martín Corzo

¿QUÉ QUIERES SER DE MAYOR?


Hace unos días leía con interés una entrada de José Miguel Bolívar en su blog Optima Infinito acerca de las listas de “algún día/tal vez”, dentro de la metodología GTD para el desarrollo de la productividad. Dice José Miguel que podemos usar estas listas para anotar todos aquellos proyectos que tenemos en mente; seguro que en la actualidad no tenemos tiempo para dedicarles a todos ellos, pero tampoco queremos que caigan en saco roto y el uso de estas listas ayuda bastante.

Pero no voy a hablar de esos “algún día/tal vez”, en el contexto del GTD, porque para eso José Miguel lo hace ya muy bien. Quiero hablar de esos proyectos que muchos de nosotros tenemos, ya sean más “vitales” o existenciales, laborales o de otra índole. Algunos puede que más realizables o asumibles que otros, pero en el fondo, siempre nos ronda en la cabeza alguna idea

Si nos centramos en los proyectos en el ámbito laboral, pensemos desde qué momento empezamos a pensar en ellos: cuando los niños van creciendo y ya tienen una cierta edad, se les formulan algunas preguntas que han pasado a ser prototípicas: ¿Te portas bien en el cole? ¿Qué te han traído los reyes?, pero sin duda, una de las preguntas estrella es ¿qué quieres ser de mayor?

Las respuestas suelen apoyar fielmente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (ej: policía), apoyan el sector del transporte, sobre todo el aéreo (ej: piloto), promueven la actividad física saludable y bien remunerada (ej: futbolista) o dan rienda suelta a la fantasía y ciencia ficción (ej: Superman, Batman…). Son profesiones a los que muchos de nosotros aspiramos cuando somos pequeños, en gran medida porque a esa edad, aunque no sepamos expresarlo correctamente, sabemos que son empleos con un status reconocido y bien remuneradas.

Pero con el paso del tiempo, muchas de esas expectativas se ven frustradas por varias razones: impedimentos económicos, frustradas vocaciones, fluctuaciones del mercado laboral, etc. Algunos consiguen los objetivos que se planteaban desde que apenas pasaban del metro de altura, y sin embargo, otros no llegaran nunca a pilotar ese avión que soñaban.

A pesar de esto, todos en mayor o menor medida desarrollamos nuestra carrera profesional. Nos decantamos por aquello que nos gusta, lo que está moda, lo que hacen nuestros amigos o lo que sueñan nuestros padres. Poco a poco, nos vamos estableciendo como trabajadores por cuenta ajena o emprendiendo un negocio, ganamos nuestros primeros sueldos y los invertimos como vamos creyendo conveniente.

Podríamos decir que con esos pasos satisfacemos la base de la pirámide de Maslow: con nuestro trabajo y la remuneración que conlleva cubrimos la dos primeras partes de la jerarquía: las necesidades fisiológicas y de seguridad. ¿Pero qué ocurre con las dos necesidades que se encuentran en el punto más alto de la pirámide?

El trabajo es una manera de sentirse reconocido y realizado. No debería ser la única (aunque por desgracia lo es para algunos, sobre todo para los workaholics), y hay muchas otras facetas con las que completar esas necesidades. No hay que pensar en el trabajo como un concepto cerrado: podemos considerar parte de un trabajo escribir un blog sobre algo que nos gusta, y sentirnos perfectamente realizados con ello.

Sin embargo, en muchas ocasiones no logramos realizarnos con nuestro empleo porque, simplemente, no hemos logrado nuestros objetivos. Sí, tenemos un trabajo, pero éste no logra cubrir nuestras expectativas laborales. Tenemos metas por alcanzar, damos mil vueltas, a los proyectos e ideas en nuestra mente pero a veces se quedan en eso, en meros proyectos por hacer. ¿Y si hacemos un esfuerzo por lograr aquello que nos proponíamos de pequeños? Quizás ya no puedas ser un afamado guitarrista de rock, pero sí que puedes dar clase de guitarra y transmitir lo que sentías al oír esa música que tanto te gustaba.

¿Qué quieres ser de mayor?

Oliver Serrano León

LA EXCELENCIA

Hoy tenemos el placer de compartir un post con Manuela Battaglini, Consultora social media empresarial (la pueden seguir en su blog o en twitter @manuelabat). Antonio Machado decía “caminante, se hace el camino al andar…”; nosotros pensamos que el 2.0 se hace colaborando y compartiendo, y por qué no, elaborando un post conjunto, como ya hiciéramos una vez con Juan Martinez de Salinas. Les dejamos con la entrada, que habla de la excelencia.

Hace unos días recibí en mi bandeja de entrada un enlace de un post en el que se hablaba de la importancia de la imagen, o más bien, de la importancia que los demás le damos a la imagen. Como bien dice Joan Jiménez, todos somos una marca, y esa marca está definida por lo que los demás piensan de nosotros.

A mí particularmente el tema de la imagen siempre me ha parecido muy curioso y muy alarmante al mismo tiempo, porque los seres humanos juzgamos a los demás desde el punto de vista de nuestros principios, por lo que se vuelve un baremo extremadamente subjetivo.

Elegimos a nuestros socios si su imagen se corresponde con la idea que tenemos de “empresa en condiciones”, ocurre lo mismo con nuestras amistades y también con nuestras parejas. Dudamos del profesional que se presenta ataviado de acuerdo a su manera de ser, sea la que sea y, en cambio, nos fiamos de trajes y corbatas por el mero hecho de creer que corresponden a una imagen de persona seria.

Con tanto racionalizar la vida hemos dejado a parte algo tan esencial y tan acorde a la raza humana, como es el instinto. El instinto es ese pequeño pero infalible detector que te pone alerta ante una situación determinada, ante un peligro, ante una persona.

Las personas que han tenido éxito en la vida son las que han tomado decisiones rápidas porque su olfato les ha indicado que no debían dejar de pasar la ocasión. Puro instinto. Quizás es hora de empezar a usar el instinto en nuestra relación con las personas.

Pero yo creo que sólo hay una manera de salir de este círculo vicioso por el cual se rige la inmensa mayoría y es: la excelencia. Ser el mejor, o pertenecer al grupo de los mejores.

Pero sólo hay sitio para unos pocos en este olimpo, y por este motivo es que hay que actuar siempre con excelencia. En palabras de Aristóteles: “Somos lo que hacemos día a día; de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”.

Cuando somos excelentes nadie nos va a cuestionar cómo vestimos, ni si llevamos el pelo largo y con coleta, ni si caminamos de cierta manera o si vivimos en medio del campo. A las personas excelentes se les admira por lo que hacen y por lo que son, y no por lo que tienen.

Seamos excelentes para que la imagen, los prototipos, los prejuicios y los estereotipos no tengan relevancia en nuestro quehacer. ¿Pero qué es la excelencia desde el punto de vista empresarial? Desde hace varios años vienen implantándose en las empresas sistemas de gestión de la calidad (a todos nos suenan las normas ISO), o modelos menos normativos como el que se establece a partir del EFQM

La calidad significa aportar valor al cliente, esto es, ofrecer unas condiciones de uso del producto o servicio superiores a las que el cliente espera recibir y a un precio accesible. También, la calidad se refiere a minimizar las perdidas que un producto pueda causar a la sociedad humana mostrando cierto interés por parte de la empresa a mantener la satisfacción del cliente.

Una visión actual del concepto de calidad indica que calidad es entregar al cliente no lo que quiere, sino lo que nunca se había imaginado que quería y que una vez que lo obtenga, se dé cuenta que era lo que siempre había querido.

Entendamos entonces la excelencia como un proceso de “calidad total”, en donde la mejora es continua. Nos hemos acostumbrado a los esfuerzos que hacen muchas organizaciones por ofrecer la excelencia, tanto en sus productos como en sus servicios, que quizás hemos olvidado el esfuerzo personal y profesional que debemos hacer nosotros mismos para ser excelentes. No es suficiente con ser bueno; vayamos un poco más allá y ofrezcamos lo mejor de nosotros mismos, busquemos un valor añadido y una ventaja competitiva.

Estamos en la era de las personas, en un mundo regido por la tecnología pero que tiene muy en cuenta que detrás de cada teclado hay un ser humano. Pero no es el momento de todas las personas. Ahora es cuando hay que demostrar que realmente somos excelentes para ganarnos, primero nuestro propio respeto, y después, el respeto de los demás. Y es aquí cuando ya nos podemos presentar al mundo “en bombachos y cholas” que nadie nos va a cuestionar.

¿Qué haces tú para lograr la excelencia?

Manuela Battaglini, Formación y Talento

ORIENTACIÓN LABORAL PARA POBRES

La pérdida de empleo es uno de los problemas que mas preocupan a los españoles en la actualidad. Las cifras asustan cada vez más y disminuye el número de personas de población activa que tienen trabajo, y por ende, el número de desempleados inscritos en las oficinas de empleo no hace más que crecer.

Los esfuerzos por estudiar los recursos humanos en las empresas y la situación grave de desempleo han hecho que los últimos años la blogosfera se haya enriquecido de numerosos blogs hablando sobre estos temas: podemos encontrarnos páginas especializadas en gestión de personas, productividad, orientación profesional, etc…

Es justo citar aquí la Bloguía de Empleo, un proyecto liderado por Pedro Rojas (@seniormanager) y escrito por él y muchos blogeros especializados en el terreno de la orientación, marketing personal, etc…que se ha publicado hoy mismo (aquí está el documento de forma gratuita) y es un gran ejemplo de cómo la colaboración en red existe y da sus frutos. Se trata de una guía muy completa que proporciona herramientas útiles al desempleado u ocupado que esté buscando empleo, y desde este blog hay que agradecer el esfuerzo que han hecho muchos compañeros para compartir sus conocimientos.

Pero, independientemente de que en Internet podamos encontrar múltiples ejemplos de curriculum, instrucciones para usar el networking, coaching aplicado a la búsqueda de empleo, recomendaciones para mejorar la imagen, etc…he notado que en casi todos los ejemplos, la información que se presta es para un período de búsqueda de empleo a medio-largo plazo. ¿Por qué afirmo esto?

Nos encontramos en los diferentes blogs (y no nos excluimos nosotros) referencias hacia el cambio, la reflexión, la motivación, acercarse a la verdadera vocación profesional, huir del miedo, hacer un buen trabajo de contactos profesionales e infinidad de “consejos” o recomendaciones que faciliten la empleabilidad. Es lógico pensar que este tipo de textos son útiles para la persona desempleada, pero me gustaría que nos centráramos hoy en un determinado perfil: la persona que busca empleo porque lo necesita YA, la búsqueda de empleo a corto o a muy corto plazo

Olvidémonos por un momento de esos ejemplos maravillosos que salen en muchas revistas: “Me di cuenta que cometía un error en mi vida, ganaba mucho dinero pero trabajaba 18 horas al día….”. Probablemente (y no tiene por qué ser así en todos los casos), muchas de estas personas abandonan su proyecto vital para dar un giro de 180º porque de alguna manera, se lo pueden permitir económicamente y disponen de algún tiempo para tomar una decisión (que conste que no tengo nada contra estas personas, pero me siguen pareciendo modelos de revista en muchas ocasiones). Pero decía que intentáramos olvidarnos de estos ejemplos.

Pensemos en esa persona que llevaba una vida tranquila, sin demasiados agobios, le gustaba moderadamente su trabajo, y en un lapso corto de tiempo se queda prácticamente sin nada: la empresa donde trabaja quiebra, le debe nóminas y se encuentra a la espera de una resolución judicial. Los ahorros que tiene le dan para unos cuantos meses, pero los días pasan y el proceso no llega a su fin. O imaginemos a esa otra persona que, por circunstancias de la vida, no tiene un empleo demasiado cualificado, gana poco pero “le llega” para mantener a su familia, y por circunstancias del mercado laboral se queda sin su empleo.

Decirle a estos desempleados cosas como “es el momento de dar un giro a tu vida, debes encontrar dónde está tu talento, analiza qué has hecho hasta ahora…etc”, puede estar muy bien, pero no les ayuda a pagar la hipoteca. Uno de los profesores que tenía en el curso de orientación laboral decía que era el tipo de usuarios “bonobús”, en la medida en que muchas veces a él le daban ganas de sacárselo del bolsillo y dárselo porque no tenían ni para el transporte público.

Vale, ya sabemos que este tipo de persona no es la ideal para escribir un post sobre búsqueda de empleo: no es el usuario ideal, apenas le queda dinero y los días pasan en el calendario acrecentando su malestar y sus deudas. ¿Pero es esa una razón para no hacer nada? Desde luego que no. Algo sí que podemos hacer.

Estoy de acuerdo con Alfonso Alcántara que el trabajo de un buen orientador no es “aconsejar”, sino que la persona sea capaz de descubrir qué recursos y qué opciones le pueden ayudar, pero de cualquier manera voy a atreverme con algunos puntos que considero de interés:

  1. Quéjate para hacer catarsis, pero no te pelees con el mundo. Tu situación es muy probablemente injusta, pero estar frustrado por la situación no te va a ayudar demasiado.
  2. Tómate un minuto para plantear cuáles son las prioridades ¿te puedes permitir unas semanas pseudosabáticas para proyectar objetivos? ¿o, por otro lado, te hacen falta ingresos ahora mismo?
  3. Si la situación es urgente, hay ciertos sectores que, por muy mal que esté el mercado laboral, dan más facilidades que otros para encontrar un empleo, como por ejemplo la hostelería. No es momento éste de pensar en retomar vocaciones pasadas o emprender un proyecto innovador. No pienses en el sueldo, piensa en seguir integrado en el mercado, siempre y cuando ese sueldo cubra los gastos básicos. Hay recursos que pueden ayudar a conseguir algo a corto plazo, como ETT (aunque están muy saturadas de solicitudes) o empresas de promociones, reposiciones en hipermercados. Cuanto peor sea el horario de trabajo y mejor tu disponibilidad, más fácil será.
  4. Por otro lado, no te cortes en pedir ayuda. Uno de los males mayores de nuestra cultura es que, por un lado hay que ayudar a los demás y poner la otra mejilla, pero a la hora de pedir un favor nos cuesta una barbaridad, por aquello del que dirán…: Haz lo contrario y olvídate por un momento de ti ego u orgullo: que todo el mundo sepa tu situación.
  5. ¿No tenías Internet hasta ahora, o solo lo usabas para descargar pelis (perdón, copias se seguridad de los originales)? Plantéate entrar en la red como una buena inversión de tiempo y dinero. Aunque España es de los países en donde es más cara la red, merece la pena. Ya no se trata de que te apuntes a cientos de páginas de empleo y te hartes de rellenar perfiles profesionales; intenta hacer algo de contacto con antiguos amigos o profesionales mediante las redes sociales. En Internet encontrarás información muy útil de cómo hacerlo. Si no tienes ordenador o te resulta muy cara la conexión, verás que más cerca que donde crees hay conexión gratuita que puedes aprovechar (asociaciones de vecinos, ayuntamientos, centros culturales, etc…)
  6. Paralelamente, no tardes en pedir información de posibles ayudas económicas a las instituciones para paliar en algo la situación, pero recuerda; son ayudas y no van a estar ahí siempre. Siempre es mejor estar trabajando y tener nómina a fin de mes.
  7. En relación a los dos últimos puntos, aprovecha todos los servicios gratuitos que te ofrezcan en tu lugar de residencia: servicios de orientación e inserción laboral, mediadores de empleo.

No es mi pretensión establecer unas pautas determinadas para la búsqueda a corto plazo, ni mucho menos. Sólo quiero poner sobre el papel que estas personas existen, y seguro que a tí también se te ocurren algunas ideas ¿cuáles son?

Oliver Serrano León

¿CÓMO FUE TU PRIMERA VEZ?

Cuando experimentamos sensaciones nuevas se mezclan varios factores: por un lado, un posible miedo a lo desconocido, ansiedad y ganas de saber “cómo es” eso que no conocemos, aunque también para algunos las experiencias nuevas y la adrenalina que se segrega es una forma de vida.

Seguro que todos tenemos algún recuerdo de la primera vez que viajamos en un avión; probablemente, si es que no éramos bebés y viajábamos con frecuencia, recordaremos cómo nuestros padres se afanaban para que nos comportaramos como personas en el avión y el comandante no tuviera que dar aviso a la Guardia Civil. Qué decir de la primera vez que nos subimos a esa atracción de feria con la altura mínima permitida para hacerlo, esa sensación de pérdida de gravedad y excitación la vez.

También recordarás, si has tenido esa suerte, cómo es la sensación de subirte a un coche completamente nuevo: ese olor de la tapicería y de los plásticos del automóvil, la suavidad de la palanca de cambios, la comodidad de los asientos y lo enorme del maletero.

El cambio del colegio al instituto, la primera pareja, esas fiestas los fines de semana que no acababan nunca, etc….Todos tenemos sensaciones especiales de “la primera vez”. Pero ¿y que ocurre en el trabajo? Seguramente también recuerdas cómo fue tu primer día; es posible que tuvieras 16 años y despacharas hamburguesas en alguna franquicia de tu ciudad, o quizás empezaras algo más tarde a trabajar, ayudando a tu tío en la oficina y haciendo recados en la calle.

Sin embargo, una sensación muy especial, y por desgracia no todos tienen la suerte de tenerla, es la primera vez que uno trabaja en lo que le gusta. Imagínate: has estado muchos años invirtiendo horas y horas de formación, algún que otro curso, unas prácticas no remuneradas que te sirvieron para adquirir experiencia y…chasss!! Te llaman de ese sitio donde dejaste el CV y te dicen que empiezas el lunes, y a las 9:00 tienes ya que estar atendiendo a un usuario, redactando una noticia, etc…dependiendo a lo que te dediques.

Yo recuerdo mi primera vez perfectamente. Ya había tenido algunos pequeños trabajos, pero desde luego, este era mi “primer gran trabajo”. Creo que temblé. Pero a la vez, estaba muy satisfecho por hacer lo que me gustaba. Sin embargo, los nervios me traicionaron e hice una entrevista de orientación laboral en diez minutos, cuando se supone que debería haber estado media hora o más….sin duda estaba un poco acelerado y mi coordinadora me dijo “emplea un poco más de tiempo la próxima vez”, con una sonrisa pícara.

Espero que esa sensación de virginidad aparezca dentro de muy poco, pero mientras tanto, ¿quieres contarme como fue tu primera vez en el trabajo?

Oliver Serrano León