QUIZÁS HEMOS HECHO COACHING SIN SABERLO

Recuerdo que la primera vez que oí hablar de coaching fue sobre el año 2004, cuando estaba impartiendo el curso de Gestor de Formación para el Servicio Canario de Empleo junto con mi compañero Sergio. En el temario del curso se situaban las figuras del coacher, del mentor y otras relacionadas. La primera definición de coaching que vi era algo así como “metodología usada para facilitar la consecución de objetivos o desarrollo de habilidades específicas de una persona o un grupo de ellas” (muy similar a la definición que aparece en la wikipedia).

Años después he observado que dentro del área de los Recursos Humanos, uno de los temas emergentes es precisamente el del coaching. Muchos profesionales que trabajan actualmente en la gestión de personas se autodefinen como coachers, consultores o las dos cosas a la vez, pareciendo a veces que si no nos incluimos en esa definición no somos nadie. Creo me que faltarían dedos de la mano para contabilizar los tipos de coach que se contemplan en la actualidad (coach personal, coach ejecutivo, coach deportivo etc…), pero de cualquier manera, se trata de una profesión emergente y ocupa muchas líneas de revistas y blogs especializados.

Atendiendo a la definición a la que hacía referencia antes, me pregunto si nosotros, Sergio y yo, y muchos otros profesionales, hemos hecho coaching sin ser conscientes de ello. Me refiero a que hemos trabajado muchos años con personas, usuarios que necesitaban orientación en el ámbito de la formación y el empleo. ¿Nos dedicábamos a darles fotocopias de modelos de CV, de carta de presentación y listados de empresa? Desde luego que sí, pero íbamos mucho más allá. Los usuarios en muchas ocasiones no tenían claros sus objetivos profesionales, ni conocían los pasos a dar para lograrlos.

Hemos entendido la orientación laboral como un proceso de clarificación de metas y apoyo para que el usuario conociera y usara adecuadamente las herramientas de búsqueda de empleo, pero también hemos trabajado muchísimo la parte más “personal”, ayudando a que las personas descubrieran cuáles eran sus puntos fuertes y que supieran ubicarse en el mercado de trabajo. En nuestro trabajo como orientadores nos salíamos muchas veces del guión establecido por los manuales del INEM y nos dedicábamos a potenciar una seria de habilidades que entendíamos eran necesarias para la mejora de la empleabilidad. Podíamos estar en las sesiones individuales o grupales ante grandes profesionales, pero que no tenían nada claro dónde ubicarse en el mundo profesional, qué estrategias seguir o cómo posicionarse mejor en el mercado.

Quizás nos estemos equivocando completamente. Puede ser que tengamos un concepto equivocado del coaching, y que alguien deba corregirnos inmediatamente. Seguramente en el coaching se trabaja con personas pero no a cualquier trabajo con personas se le pueda llamar coaching. Pero también pienso que durante este tiempo hemos cumplido básicamente las premisas que aparecen en el video que publicaba el otro día en su blog Francisco Alcalde (recomendable seguir su blog).

Una de las cosas que me hace dudar, independientemente de definiciones más o menos acertadas, es la ausencia de una metodología clara con respecto a la profesión de coacher. No tengo nada claro qué formación previa es necesaria (aparte de las diferentes certificaciones que podemos obtener) para poder ejercer. No sé que metodología concreta se usa, y tampoco tengo claro que aspectos éticos y de código deontológico hay que tener en cuenta pata trabajar como “entrenador personal”. No se por qué, pero muchas veces me da la impresión de un cierto misticismo u oscurantismo en la profesión. Leo los curriculums de grandes profesionales, veo que han pasado por cientos de sesiones de coaching antes de ejercer, pero no sé cuál es el contenido de esas sesiones.

Si queremos darle valor a una profesión, primero ha de regularse y hacerse fuerte para defender un espacio profesional y el posible intrusismo en la misma.

¿No lo crees?

Oliver Serrano León, Sergio Martín Corzo