TÉCNICAS PARA HABLAR EN PÚBLICO: SÁCALE RENTABILIDAD A TU PROYECTO

¿Por qué dedicamos tantas horas a la elaboración de un proyecto y tan pocas a la preparación de su presentación?

¿Cuánto dinero estamos perdiendo por no saber comunicar correctamente un trabajo brillante?

Esta semana he tenido el gran placer de poder asistir a un seminario sobre «Técnicas para hablar en público». Dicha formación ha sido impartida por la consultora «Hábil», especializada en «aportar a los directivos y profesionales de toda índole los conocimientos complementarios necesarios para alcanzar la diferenciación en el ejercicio de sus funciones» (http://www.habilor.com/)

Tres han sido los formadores que han desarrollado las jornadas:

– Miguel Ángel Guisado, Ingeniero Superior Industrial y PADE por la Fundación Bravo Murillo/IESE. Fue Area Sales Manager y Business Developer Manager para Latinoamérica, España y Portugal de la multinacional Drägerwerk AG en Lübeck, Alemania. Ha sido Consejero de Desarrollo Económico, Industria y Comercio del Cabildo Insular de Tenerife

– José Mª del Castillo, musicólogo y experto en pedagogía musical -Universidad Complutense y Real Conservatorio de Música de Madrid. Ha sido subdirector y profesor de la Academia de Radio y Televisión de Madrid

– Piedad Hernández, Coach profesional, Master en programación neurolingüística -PNL- y Master Trainer´s Training.

Como bien nos han introducido los docentes, en 1980, el profesor Albert Mehrabian explicó como el impacto de un mensaje, su credibilidad, depende de lo que denominó las tres «V»: el 7 % es responsabilidad del componente Verbal (las palabras), el 38% del Vocal (la manera en que esas palabras son pronunciadas) y el 55% por lo Visual (impacto e influencia visual). Por este motivo, el alto conocimiento en una materia no asegura el éxito en una ponencia. Saber comunicar algo es, por tanto, tan importante como el mensaje que se va a dar. Lo positivo es que tanto el componente visual como el vocal pueden mejorarse a través del aprendizaje.

Recientemente, en el año 2008, Manuel Campo Vidal publicaba el libro «¿Por qué los españoles comunicamos tan mal?» . Ciertamente, al otro lado del Atlántico le dan gran importancia a la comunicación. Todos hemos podido ver en sus películas como en las escuelas, los niños continuamente salen a la pizarra a hablar sobre la historia del país, la profesión de sus padres, o para contar a los compañeros lo que han hecho en el verano; y es muy conocido el caso de los italianos que prácticamente realizan todos sus exámenes de manera oral. En cambio, en nuestro país, se le da poca importancia en el curriculum escolar a las prácticas de hablar en público, y lo peor de todo, es la creencia de que encima lo hacemos bien.

Todos hemos sufrido ponencias imposibles de soportar y comunicadores que han creado en nosotros impactos muy positivos difíciles de olvidar.

¿Qué les diferencian?

Está claro que el tema a exponer es importante, pero lo que sin duda marca la diferencia al buen comunicador es la persuasión y motivación que crea en los oyentes y la capacidad de conectar con ellos.Todas las técnicas que nos han aportado los docentes de este espléndido curso van encaminadas a estos objetivos. Maravillosas jornadas las vividas y bellos aprendizajes de los que se guardan en la mochila para toda la vida.

Gracias Miguel Ángel, Piedad y Pepo.

Sergio Martín Corzo

LA IMPORTANCIA DE COMUNICAR A TIEMPO

Una persona bastante cercana a mí me ha comentado una situación que considero interesante de compartir . Trabaja en una fundación dentro del ámbito social, que obtiene sus ingresos a través de diferentes proyectos y acuerdos con instituciones provinciales y locales para desarrollar diferentes servicios (formación, empleo, cooperación internacional, etc.)
La fundación ha crecido muchísimo desde hace ya varios años, y ha ido aumentando progresivamente el número de trabajadores hasta superar el centenar e incluso en ocasiones alcanzar casi las doscientas personas (todo ello dependiendo de la cantidad de proyectos que se estén ejecutando en un momento determinado).
Uno de los principales cambios que ha experimentado esta organización ha sido la creación de una Intranet donde se gestionan muchos de los asuntos del personal (por ejemplo, petición de asuntos propios, permisos, vacaciones, etc.), donde se han creado centralitas telefónicas para cada departamento, se ha actualizado y mejorado la página Web, además de crear correos personales para cada empleado dentro de un dominio de Internet propio.
Lógicamente, el esfuerzo en la creación de este sistema se ha justificado por el hecho de que facilitaría mucho la comunicación, tanto a nivel interno como externo, y se simplificarían algunos procesos que antes eran engorrosos. Tal y como sucede en la actualidad en muchas empresas, según me comenta este amigo, desde hace ya algunos meses han tenido problemas para cobrar sus nóminas puntualmente debido a retrasos en los pagos de las instituciones públicas a la fundación; en todo caso, la organización ha realizado los máximos esfuerzos y han cobrado todas las nóminas hasta el momento, aunque con algo de retraso.
Pero la principal queja, según me comentaba, era que la primera vez que hubo retraso en el cobro de la citada nómina se les comunicó mediante el mail corporativo el día 1 de ese mes, repitiéndose el procedimiento recientemente el día 3 del presente mes; la decisión ha creado en los empleados un gran revuelo por la tardanza en avisar y mi compañero se preguntaba: ¿No hubiera sido más lógico avisar desde el día 29 o 30, cuando ya se sabe que las instituciones no han abonado los pagos? ¿Por qué se espera a que el mes ya esté comenzado?
Mi amigo me hacía una reflexión: «independientemente de que no es culpa de mi organización que las instituciones no hayan abonado el importe de los proyectos, ¿por qué se ha gestionado de esa manera la comunicación?»Y es que es curioso observar como una fundación que ha redoblado esfuerzos en tener unas mejores herramientas y vías de comunicación, no use éstas para lograr una mayor eficacia en un tema tan sensible como es el del cobro de los salarios.
La cuestión a plantearse sería para qué me sirven unas herramientas fantásticas de comunicación, si no se usa adecuadamente el elemento más importante: el mensaje ( en este caso, el «cuándo» emitir el mensaje).A modo de ejemplo, podemos adquirir la mejor impresora que exista en el mercado, que saque unas copias de maravilla, que sea bonita, que consuma poca electricidad…pero les aseguro que si no tiene tinta, no imprimirá.
O.S.L.

VIRUS

He podido disfrutar de una maravillosa tarde dedicada a la lectura de un libro que me habían recomendado semanas atrás por su cercanía a los tiempos que nos está tocando vivir.

“Virus”, es un “relato sobre el peligro de los rumores en las organizaciones”, tal y como describe su propia portada. Editado por “RBA-Nueva Empresa” en el año 2007, está escrito por Ferrán Ramón-Cortés, autor de otros títulos de éxito como: “ La isla de los cinco faros” (2005), “El cuaderno de bitácora” (2006), “ Conversaciones con Max” (2007), y el reciente “El premio” (2008)

Este catalán de treinta y seis años, se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales por ESADE. Tras una breve experiencia en el campo del márketing escogió la publicidad como profesión, dedicándose en los últimos años al estudio de la comunicación personal. Actualmente, compagina su trabajo de consultor en la agencia Paradigma FCM con los seminarios y talleres de formación en empresas, instituciones y universidades. Es además, un habitual colaborador de diversos medios de comunicación. (más información en http://www.ferranramoncortes.com/)

En “Virus”, podemos encontrar un relato de plenísima actualidad. Ferrán, a través de dos historias paralelas, reflexiona de la importancia de la comunicación interna en las empresas.

La historia se inicia en la pequeña isla caribeña de Saint John, donde aparece una extraña epidemia que ha causado dos víctimas y amenaza con infectar al resto de turistas. Esta noticia difundida en los periódicos, sirve a Ferrán como punto de referencia para ayudar a su amigo Alberto a entender que le está pasando en su empresa, donde dos personas han causado baja recientemente .

De esta forma, el autor se va adentrando en diferentes ejemplos extraídos del proceso de infección de un virus con los que nos explica claramente cómo los rumores que infectan la comunicación pueden desestabilizar las organizaciones.

Sin duda, en estos tiempos en los que ,según podemos leer en todos los medios, uno de los agravantes de la situación económica actual es la desconfianza, una comunicación infectada puede llegar a hundir cualquier empresa.

Imaginemos los efectos que podría tener hoy el hecho de que deliberadamente cualquier empresa de la competencia lanzara un rumor sobre la situación financiera de la nuestra: proveedores que no querrían surtirnos de mercancía por creer que no les llegaríamos a pagar, todo el prestigio de marca ganado durante años perdido entre nuestros clientes en un breve espacio de tiempo…, y entre nuestros propios recursos humanos, ¿ qué efectos nocivos podría tener? Desde la lógica incertidumbre inicial, la disminución del rendimiento progresivo, la posibilidad de caer en una indefensión aprendida, “ haga lo que haga no servirá de nada, para que esforzarme si vamos a cerrar,…” (learned helplessnes, Seligman), hasta la posibilidad de ver huir todo nuestro talento a otras empresas del sector por el miedo a perder sus empleos.

Reflexionemos, por tanto , sobre la importancia de mantener una adecuada comunicación con todas las personas que componen nuestra organización, pensando siempre el efecto de cada comunicado que realizamos o que dejamos de realizar.

Alrededor de todos estos temas gira esta interesante historia, narrada con una gran agilidad por Ferrán Ramón-Cortés y que concluye proponiéndonos 8 “acciones- vacunas” que podemos llevar todos a cabo en nuestros respectivos entornos para conseguir una buena comunicación interna e inmunizarnos contra los “rumores”.

Se trata, sin duda, de una de esas lecturas de cabecera que recomendamos para el buen funcionamiento de cualquier empresa. Y tal y como dice el propio autor: “ Antes de hacer circular una información, deberíamos estar completamente seguros de dos aspectos fundamentales: de que la información es absolutamente cierta y de que el hecho de hacerla circular contribuirá positivamente al funcionamiento de la organización. Si no es así, lo que hacemos circular no es la información. Es un virus”.

S.M.C.