El dios romano Saturno (o Cronos en la mitología griega) ha sido representado en pintura numerosas veces, siendo destacados los cuadros de Goya y Rubens. En ellos se representa al Dios devorando a uno de sus hijos; según la mitología se comía a sus hijos varones por miedo a que algún día le destronasen. La visión del cuadro de Goya es espeluznante por lo que representa y por la dureza con la que trata este episodio.
La mayoría de los emprendedores suelen decir que su empresa es como su hijo: hacen todo lo posible para que nazca sana, la alimentan y la cuidan para que crezca y se haga grande, y si la corporación va bien la miman mucho y se convierte en su mayor preocupación el resto de su vida. Al igual que unos padres, los emprendedores ponen su máxima ilusión y empeño para que su idea salga hacia delante.
No cabe duda de que Gerardo Diaz Ferrán haya sido, y sea, un notable empresario. Desde finales de la década de los 60, fundando junto con su socio y amigo Gonzalo Pascual Arias la empresa TRAP S.A., dedicada al transporte urbano en varias zonas de Madrid, ha mantenido una estrategia empresarial de expansión creando nuevas empresas y participando en sectores relacionados con el turismo (viajes de mayorista y minorista, publicidad, seguros, vuelos charter y regulares, agricultura y comercio) y el transporte (tanto urbano como interurbano y discrecional).
Díaz Ferrán, actual presidente de la CEOE no ha sido precisamente discreto en sus declaraciones a los medios de comunicación. Hace un par de años aseguraba que “La mejor empresa pública es la que no existe…más libertad de empresa, más mercado, más desregulación y más competencia”. Pero el 23 de diciembre, el representante de la patronal asombraba a todos diciendo que “Yo no hubiera volado con Air Comet a ningún sitio”, refiriéndose a la quiebra de la aerolínea de la que es propietario. También aprovechaba para echar la culpa del cierre a la crisis y a los bancos.
Lo primero que me vino a la cabeza después de escuchar estas declaraciones es si no hubiera sido mejor cerrar la web de la empresa (ahora sí que está cerrada) y no permitir que se siguieran vendiendo billetes. Me imagino que si el dueño de Coca Cola considera que su bebida es mala, no dejaría que se distribuyera o haría profundos cambios para lograr un producto mejor. En segundo lugar, no entiendo como echa la culpa a la Banca, cuando realmente su negocio había sobrevivido gracias a importantes inyecciones de capital de entidades financieras, en otras Caja Madrid (de la que es consejero) y Nord Bank, entidad alemana.
Hacia ya unos meses que habían comenzado las movilizaciones de los empleados de la compañía, ya que se les adeudaba las nóminas de varios meses. Paralelamente, Air Comet había sido la primera compañía hispana en reservar un Airbus A-380, el avión comercial más grande hasta la fecha, con lo cual las expectativas de negocio, en principio, no eran demasiado malas si se quería hacer esa inversión.
Pero lo peor de todo no es esto. La situación que se ha vivido en Barajas ya tuvo lugar hace un par de navidades, con la quiebra de Air Madrid. Fue precisamente Air Comet quién asumió muchos de los destinos y algunos trabajadores de la extinta compañía. Unos destinos (la inmensa mayoría a Iberoamérica), que cubren un target importantísimo como es el de los millones de inmigrantes sudamericanos que han venido a trabajar a España desde hace varios años.
En todo caso, y volviendo al ejemplo de Saturno, parece ser que Díaz Ferrán ha devorado a su hijo. Puede que estuviera enfermo, pero no lo cuidó; puede ser que necesitara medicación, pero no la compró. El presidente de la CEOE ha permitido la agonía de una de sus empresas, y lo que es peor, el posterior fallecimiento ha sido compartido por miles de clientes que no han podido volar en Navidad.
Decía Leopoldo Abadía que uno de los mayores motivos de la grave crisis económica que llevamos padeciendo una temporada había sido la falta de ética y honestidad por parte de algunos sectores. En este caso, Gerardo Díaz Ferrán ha carecido de estos valores, pero por encima de todo, ha carecido de sentido común. ¿Qué empresario en su sano juicio, y a posteriori de la quiebra de su empresa diría lo que el dijo? ¿Son lícitos estos comportamientos a la vez que se echa la culpa a factores externos? ¿Qué se ha hecho mal para que Air Comet acabe de esta manera? ¿Si fueras empresario, te sentirías representado por esta persona?
Oliver Serrano León