Formación y empleo: ¿de verdad sabes tanto inglés?

Ayer cuando metía en el coche todos los trastos que conlleva tener dos niños pequeños para ir a dar una vuelta, se me acercó un extranjero con un mapa preguntándome ¿Where I am?. El pobre señor no sabía ni en que parte de la isla se encontraba. Quería dirigirse a la zona del Parque Rural de Anaga, en Tenerife y se había quedado a medio camino, sin saber cómo llegar (la verdad que la señalización y las indicaciones que tenemos por aquí tampoco ayudan demasiado, pero ese es otro tema aparte).
A trancas y barrancas pude explicarle que en primer lugar tenía que coger la autopista que llevaba a Santa Cruz, y una vez allí tomar el camino que le llevaría a su destino. Me sentí fatal porque me di cuenta de que mi fluidez a la hora de expresarme en inglés era totalmente nula; soy consciente de que tengo bastante vocabulario y las nociones básicas de gramática, ya que no me suele costar leer textos en inglés, pero en lo que se refiere a conversación… nulo total ( al final este señor tuvo suerte porque yo me dirigía a Santa Cruz y me siguió, así fue todo más fácil).
Cuento ésto porque una información muy típica que suele aparecer nuestra hoja profesional, sobre todo en ciertos perfiles profesionales, es el apartado de idiomas. Damos por hecho que hay profesiones que requieren un dominio, o al menos un uso fluido y correcto de un segundo o tercer idioma ( por ejemplo en todos los trabajos relacionados con el turismo), pero hay otras muchas ocupaciones en las que el conocimiento de otro idioma que no sea el materno también puede venir muy bien.
En referencia a este asunto, muchos de nosotros podemos tener la mala costumbre de poner que tenemos un “nivel medio” de inglés cuando lo mencionamos en el algún apartado del CV. Damos por hecho que como en el Instituto pasamos por muchas clases de idiomas y sabíamos reconocer algunas palabras de esos “listenig” que nos ponían en un radiocassette, tenemos un nivel más que aceptable para defendernos. De alguna manera asimilamos ese nivel medio porque suena “cool” o por moda, pero nada más lejos que la realidad en cuanto se nos exige un poco más.
En España son escasas, sobre todo si nos comparamos con el resto de los europeos, (salvo los británicos claro está), las personas que pueden presumir de tener un buen uso del inglés. Tampoco quiero decir que porque yo sea bastante cazurro expresándome en la lengua anglosajona todos los demás lo sean, ni mucho menos, pero hay datos que están ahí, y no los podemos obviar.
Según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), correspondiente al mes de febrero, dos tercios de los encuestados (63,1%) admite que no sabe ni hablar ni escribir en ingles, mientras que sólo el 7% dice saber leerlo y un 6,4% reconoce saber escribirlo. Pese a ello, nueve de cada diez considera muy importante el conocimiento de un idioma extranjero, aunque la mayoría ni lo estudia ni se ha sentido perjudicado en su trabajo o estudios por desconocerlo.
Por todo ello, creo que por lo menos deberíamos ponernos manos a la obra en este asunto (algunas cosas van mejorando, como los colegios con un currículo bilingüe o que por lo menos imparte algunas asignaturas en otro idioma), sobre todo porque conozco varios casos ya de trabajadores que se ven sorprendidos al ir a una entrevista de trabajo y ver cómo les van a hacer la misma en inglés, e incluso casos de personas que se dedican a un área donde el conocimiento de ese idioma es casi imprescindible y van a la pata coja en ese sentido.
Creo que una parte de culpa de este fenómeno es que nos cuesta salir muchísimo al extranjero. Incluso cuando somos jóvenes, sin demasiadas responsabilidades familiares y somos susceptibles de becas que, aunque no resuelven todo ayudan bastante, nos da reparo salir fuera por un cierto complejo de inferioridad, parece que nos vamos “demasiado lejos”, y preferimos quedarnos cómodamente en nuestra ciudad, y si es cerquita de la calle donde vivimos, pues mejor que mejor.
No somos en este país un ejemplo precisamente de productividad y competitividad, y menos lo somos en el conocimiento de un segundo idioma, tal y como dicen los datos, así que pensemos por un momento si de momento no sería mejor poner que tenemos conocimientos elementales y dedicarle una cuantas horas al estudio de un idioma. Pero antes de eso, repasemos un poquito el español que cada día lo destrozamos más….¿o no?
Oliver Serrano León


P.D. Estamos de obras en el blog, cambiando la plantilla pero nos queda un pelín de trabajo por hacer todavía…saludos 😉