¿QUÉ SON LOS SERVICIOS OPEA? (I): CREACIÓN DEL SERVICIO

Ya hace tiempo que habíamos prometido hacer un monográfico sobre los servicios OPEA (Orientación para el Empleo y Asistencia al Autoempleo). Aunque llevan ya bastante tiempo implantados en el conjunto del territorio nacional, muchas personas desconocen todavía su existencia, y dado que pueden servir de ayuda a los demandantes de empleo, hablaremos durante unos cuantos posts de estos servicios con el fin de conocerlos mejor.

Uno de los antecedentes más importantes es la creación de los Servicios Integrados para el Empleo (SIPE). Aparecen con el objetivo fundamental de organizar y articular las políticas activas de empleo. Son servicios de información, orientación, formación y acompañamiento activo en la búsqueda de empleo, con una atención directa y personalizada, pudiendo ser públicos o privados. Los SIPE se implantan a partir de la publicación del Real Decreto 735/1995 de 5 de mayo (BOE nº 109 del 08/05/95), junto con la creación y aprobación de las Agencias de Colocación, de las cuales hablaremos en siguientes artículos.

Los objetivos que se planteaban en la redacción del Real Decreto eran los siguientes:

Analizar el mercado de trabajo
– Calificar profesionalmente a los demandantes de empleo.
– Realizar planes de formación profesional ocupacional
– Ayudar en la búsqueda activa de empleo
– Elaborar programas mixtos de empleo-formación
– Elaborar planes específicos para la adquisición de experiencia profesional
– Informar y asesoran para el autoempleo
– Impulsar nuevas iniciativas de inserción en el mercado laboral

En la inmensa mayoría de los casos los servicios de orientación pertenecientes al SIPE pasaron a llamarse programas IOBE (información y orientación para la búsqueda de empleo). Este tipo de servicios se llevaban a cabo en entidades sin ánimo de lucro (por ejemplo, fundaciones, ONG´s…) o por administraciones públicas, tales como Ayuntamientos, Diputaciones Provinciales, etc…

Siguiendo la misma filosofía de actuación se publica la Orden de 20 de enero de 1998 por la que se establecen las bases reguladoras para la concesión de subvenciones para la realización de acciones de orientación profesional para el empleo y asistencia para el autoempleo. En este momento cuando las acciones pasan a llamarse OPEA, pero básicamente siguen guiándose con los mismos parámetros que los IOBE.

Hasta el momento, los servicios de orientación han seguido con la misma denominación y gestionados por los servicios autonómicos de empleo, independientemente de que cada Comunidad Autónoma ofrezca a sus demandantes de empleo otros recursos complementarios para la mejora de la empleabilidad. La excepción son el País Vasco y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, que al no tener transferidas las competencias en materia de empleo dependen del Servicio Público de Empleo Estatal para este tipo de acciones.

En todo caso, el contacto con los gabinetes OPEA se suele hacer a través de las oficinas de empleo, donde se le da cita al demandante para que acuda a las sesiones de orientación.

En el próximo post ampliaremos esta información y veremos de manera más pormenorizada las características de las acciones OPEA, así como las competencias que, según la Administración, deben tener y desarrollar los técnicos en orientación.

Oliver Serrano León

YO NO NECESITO ORIENTACIÓN

En los servicios de orientación y asesoramiento para la búsqueda de empleo y mejora de la empleabilidad podemos encontrarnos perfiles muy dispares de personas en situación de desempleo. Da igual como llamemos a estos servicios (OPEA, tutores de empleo, asesores, etc…) pero el hecho es que a diario escuchamos y observamos situaciones personales, muy diferentes de otras, pero con un nexo común, que es necesidad, en la mayoría de las ocasiones (y más aún en los tiempos que corren) de conseguir un empleo.

Tendríamos que escribir muchas líneas para poder describir todos los tipos de usuarios de estos centros o gabinetes, pero eso no es el asunto que me ocupa hoy. Quisiera centrarme en esa persona que entra por la puerta con una cita, y lo primero que nos dice es: “Yo no necesito orientación”. En un primer momento podría parecer que se trata de un trabajo más “fácil” para el orientador, ya que supuestamente el interlocutor nos está dejando que lo tiene todo claro. Pero la realidad no suele ser así.

Aunque en mi caso y en el de la mayoría de los compañeros que conozco, la mayoría de los usuarios que acuden a este tipo de servicios lo hacen con una actitud abierta y bastante receptiva ante la información que le podamos proporcionar, cada cierto tiempo aparecen personas con actitudes algo cerradas y que afirman que ya saben lo que tienen que saber.

Considero totalmente respetable esta postura (no tanto ciertas actitudes); muchas personas pueden tener muy claro lo qué quieren y cómo lo quieren, pero en la mayoría de las ocasiones he observado cómo suele ocurrir todo lo contrario: personas que afirman saber perfectamente cómo hacer su curriculum lo elaboran de forma desastrosa, los que saben qué quieren estudiar confunden cursos de desempleados con ciclos formativos y los que creen saberlo todo sobre las prestaciones desconocen la posibilidad de compatibilizarlas con el trabajo a tiempo parcial, sólo por poner algunos ejemplos.

A posteriori, cuando logramos “vender” el servicio de orientación (nunca es suficiente el marketing que tenemos que hacer), suelen relajarse y cambiar de actitud, agradeciendo la información que les hayamos podido mostrar.

Pero, independientemente de este perfil de desempleados, también es cierto que me he encontrado con gente que verdaderamente está muy puesta al día, conocen perfectamente los recursos y tienen buenas estrategias para mejorar sus puntos débiles o adquirir nuevos conocimientos que la faciliten la inserción laboral. En estos casos intentamos aportar o aclarar alguna información o recurso, pero no es demasiado necesaria nuestra intervención.

Recordemos algunas acepciones del verbo “orientar” según la RAE: Informar a alguien de lo que ignora y desea saber, del estado de un asunto o negocio, para que sepa mantenerse en él o dirigir o encaminar a alguien o algo hacia un lugar o fin determinado. Parece lógico que los orientadores profesionales deberíamos estar haciendo algo parecido a esto: encaminar a las personas al fin último, el empleo, a través de los cauces adecuados. ¿Pero hasta qué punto todas las personas necesitan orientación?.

Hace muy poquito Yoriento nos planteaba en su blog, refiriéndose a su próxima ponencia en el EBE 09, la aparición en las redes profesionales y sociales de muchos gurús de los recursos humanos, que dicen saber mucho cuando en realidad saben poco de nada. Los libros de autoayuda se han convertido en un filón para algunos autores y nos encontramos inmersos en una cultura preventiva en donde todo es mejorable y aunque hoy estemos sanos mañana estaremos enfermos, y creo que en el área de RRHH y similares en ocasiones ocurre algo similar.
Estamos empeñados en mejorar el acceso a la información, la productividad, competencias que nos ayuden en nuestro desarrollo profesional, estrategias de mejora de dinámicas de trabajo, miles de artículos se publican todos los días en revistas y blogs especializados….¿pero realmente todos necesitamos un orientador o un coacher? ¿No estamos, de alguna manera, psicologizándolo o coachizándolo todo?

Oliver Serrano León

BÚSQUEDA DE EMPLEO "MÓVIL"

Hoy se ha hecho eco el periódico rrhhdigital de la noticia de la publicación del primer libro español con audio para teléfono móvil. Para sorpresa de muchos este avance tecnológico no ha elegido para su inauguración títulos mundialmente conocidos como “Don quijote de la Mancha”, o “ El origen de las Especies”.

El primer libro en español para móvil es “ Búsqueda de empleo for Rookies”, y es que la actualidad determina la necesidad y que mejor campaña de lanzamiento que un manual de consejos para la búsqueda de empleo.

Sin duda, se trata de todo un gran avance de la tecnología, aplicado en esta ocasión a ayudar a paliar la situación de desempleo actual.

Les adjuntamos a continuación la noticia entera para conocer todos los detalles de esta inauguración tecnológica:

RRHH Digital 10/11/2009

“Búsqueda de empleo for Rookies se convierte en el primer libro digital disponible en la plataforma Vodafone 360 tras el acuerdo de colaboración al que han llegado LID Editorial y Vodafone. La aplicación desarrollada por Seven Click, proveedor de tecnología para móvil de LID Editorial, permite a los usuarios de Vodafone 360 descargarse de forma gratuita a su móvil un libro perfecto para la búsqueda de empleo.

Búsqueda de empleo for Rookies, el primer libro diseñado para móvil con audio, ofrece una nueva experiencia a los usuarios permitiéndoles incluso leer mientras conducen. El título, diseñado originalmente para móvil, cuenta con una estructura de doble menú que permite llegar con dos clicks a 100 Rookieconsejos que se leen y se escuchan fácilmente en cualquier circunstancia. Este contenido se ha adaptado posteriormente al tradicional libro en papel y al libro digital para ordenador (e-book).

Esta nueva aplicación, dirigida tanto a aquellos que buscan su primer empleo como a los que quieren reimpulsar su carrera profesional, permitirá a los usuarios conocer qué buscan realmente las empresas, elaborar un buen CV, escribir cartas de presentación que marquen la diferencia, responder a preguntas comprometidas dominar técnicas para impresionar a los
entrevistadores y negociar unas buenas condiciones salariales.

Búsqueda de empleo for Rookies
pertenece a la colección Books for Rookies, una serie de nueve libros prácticos que facilitan el crecimiento profesional y personal. Descubre los secretos de los Rookies en www.rookieland.com

Sergio Martín Corzo

ANALFABETISMO 2.0: ¿HAY VIDA MÁS ALLÁ DEL TUENTI Y EL MESSENGER?

Habitualmente en los servicios OPEA (prometimos hace tiempo un monográfico sobre este recurso, llegará en breve…), independientemente de la atención individualizada que se presta al usuario para orientación laboral, también se hacen talleres grupales.

Uno de estos talleres es el llamado BAE-G (grupos de búsqueda activa de empleo), donde en unos pocos días se intentan resumir las herramientas y recursos para una mejor empleabilidad de las personas en situación de desempleo.

Los manuales aportados de los que disponemos son bastante anticuados, y por norma general, los técnicos en orientación intentamos innovar y dinamizar los talleres con dos objetivos principalmente: optimizar el tiempo del que disponemos y motivar a las personas hacia la búsqueda activa, procurando que una vez terminen el taller los recursos hayan quedado lo suficientemente claros.

En mi caso siempre tiendo a complementar la información “en papel” con el uso del ordenador. La semana pasada, aprovechando que me correspondía impartir un BAE-G el taller en un aula de informática, creí oportuno encender los ordenadores y que los usuarios aprendieran a buscar plazas libres en un curso, inscribirse en bolsas de empleo, obtener información de recursos para autoempleo, etc. Lógicamente, les pregunté primero si sabían usar Internet, a lo cual me respondieron afirmativamente.

La sorpresa llegó cuando se sentaron delante de las pantallas. Les sugerí que entraran en la web del servicio de empleo para que comprobaran los cursos de desempleados con plazas libres y que se fueran familiarizando con la aplicación. La mayoría de las personas tenían dificultades a la hora de insertar una dirección en la barra de direcciones, confundían la barra de google con ésta última, y aunque algún “avispado” usaba el buscador en vez de poner la página web, no atinaba para poder entrar en la misma.

También tenían dificultades para hacer clic en algunos enlaces, volver a la página anterior y acciones típicas y habituales cuando buscamos información en Internet.

En un momento dado, les pregunté ¿pero ustedes no sabían desenvolverse en Internet? Lo más curioso fue la respuesta de una chica joven: “bueno yo sé usar el Messenger y el Tuenti, pero más allá de eso no mucho”. Enseguida me di cuenta que pasaba algo similar a lo que ocurre con los idiomas en el currículo. La mayoría de las personas ponen “inglés: nivel medio”, pero a la hora de la verdad los conocimientos suelen ser muy básicos.

Nos hartamos de hablar y debatir sobre la web 2.0, la era de las redes sociales y profesionales, el uso de Internet a nivel privado y en la Administración Pública, el acceso inmediato a la información…pero a la hora de la verdad, todavía son muchas las personas que carecen de los conocimientos básicos para acceder a la red. Lo malo de toda esta situación es que estamos creando una generación de analfabetos potenciales 2.0. , que saben muy bien subir y etiquetar fotos en Facebook y en Tuenti pero pueden tener muchas dificultades a la hora de acceder a información relevante en lo que respecta a la búsqueda de empleo.

Aunque en muchos de los cursos del antiguo Plan FIP (actualmente Formación para el Empleo) se incluyen módulos específicos de alfabetización informática, creo necesario que se haga un mayor esfuerzo en este sentido. Deberíamos intentar ofrecer las mismas oportunidades a las personas a la hora de acceder a la información, porque, de otra manera, las desigualdades ya existentes se van a incrementar de manera alarmante.

Oliver Serrano León.

Viñeta: Forges

REFORMA LABORAL: ¿ERRE QUE ERRE O ERE QUE ERE?

En los dos últimos años el aumento del desempleo ha sido espectacular en los países afectados por la crisis económica. La caída del ladrillo, junto con las pérdidas o quiebras de algunas empresas han llevado a las listas del paro a millones de personas. No cabe duda de que nuestro país, al ser tan dependiente del sector de la edificación y promoción inmobiliaria., ha sufrido más que nadie la pérdida de puestos de trabajo.

Desde hace ya varios meses, digamos casi desde el inicio de la crisis, son muchos los estamentos e instituciones que vienen reclamando una reforma laboral para promover un mayor dinamismo del mercado de trabajo en España.

Por otro lado, Gobierno y los sindicatos mayoritarios han dejado muy claro que no están dispuestos a plantear una reforma laboral, poniendo encima de la mesa como principal argumento que “los empresarios lo que quieren es abaratar el despido”, “no estamos dispuestos a recortar derechos sociales”.

Bien. Analicemos ahora dónde nos encontramos. En este enlace podemos encontrar los diferentes tipos de contrato de trabajo existentes en la legislación vigente en materia laboral. La cantidad ingente de tipos de contrato ha provocado en los últimos años un laberinto burocrático y administrativo que no ayuda demasiado a facilitar las contrataciones por parte de los empresarios. Podemos perdernos entre contratos indefinidos, temporales, a tiempo parcial, bonificados…y un largo etcétera.

Ese es sólo uno de los problemas, y quizás sólo sea la punta del iceberg. El otro día Juan Carrión publicaba en su blog un interesante post acerca de las visiones cerradas que suelen tener los diferentes grupos políticos y sus simpatizantes. En este caso, ocurre lo mismo; por un lado, los sindicatos y el Gobierno (que parece a veces que son lo mismo desde hace años) y por otro lado la Patronal tienen posturas totalmente contrapuestas.

Lo que llama la atención es que hay una mayoría bastante considerable que pide a gritos una reforma laboral (por poner algunos ejemplos: la CEOE, el Banco de España, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y exministros del PSOE), pero, al menos en España, no se contempla de momento ninguna reforma. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, ha dicho sobre la reforma laboral que “se abordará cuando se solucionen los problemas en la liquidez, la competitividad, el modelo productivo y el sistema financiero”. ¿Qué significa esto? ¿Hay que hacer la reforma pero no es el momento idóneo? ¿No será que para mejorar la competitividad hay que hacer alguna reforma, y no al revés?.

Llama la atención como no se hace caso a los “técnicos” en la materia, aunque es cierto que no debemos dejar de reconocer que estas mismas personas fallaron estrepitosamente en las predicciones económicas años atrás (en cualquier caso, las predicciones son sólo predicciones). En general vemos como en política no se hace caso a los especialistas en la materia, sino que se siguen criterios ideológicos (si soy del PSOE debo proteger a los trabajadores por encima de todas las cosas).

No creo que convertirnos en una tecnocracia sea la solución a nuestros problemas, pero si no ¿ para qué queremos que la gente se forme y para qué queremos consultores de prestigio (recordemos el ejemplo de Pedro Solbes) si luego no vamos a tener en cuenta su criterio técnico.?

Desde luego, nos encontramos ante una posición inmovilista; tu propones y yo rechazo y viceversa. Un erre que erre por ambas partes, que como consecuencia puede traer un futuro lleno de Eres.

Oliver Serrano León

A MÍ NO SE ME CAEN LOS ANILLOS

Hace unos días se emitía en TVE-1, dentro del programa “Comando Actualidad”, un reportaje sobre personas que habían perdido su empleo o su empresa y se habían visto obligados a aceptar un trabajo muy por debajo de sus expectativas, tanto por el tipo de trabajo como por la remuneración del mismo.

En el reportaje podemos observar cómo trabajadores o empresarios que se encontraban en un status social acomodado se han visto obligados a adaptarse a una situación completamente diferente, pasando a ser en muchas ocasiones parte de los mileuristas.

Algunos especialistas ya han señalado que uno de los grandes problemas que se ha destapado con la crisis económica es el nivel de vida que algunos han alcanzado, pero sin demasiada previsión de futuro. Personalmente yo lo llamo “economía pseudosumergida”, donde en principio hay muchos trabajadores que están en situación legal, con un contrato y con una nómina, pero que también reciben mucho dinero en B, que luego no se ve reflejado en las prestaciones por desempleo.

En todo caso son muchos los desempleados que pasan por los servicios de orientación que usan con frecuencia la famosa frase: “No se me caen los anillos por tal o cual trabajo”. El problema surge cuando se concreta la oferta. Me recuerda a uno de los ejemplos que nos ponían en clase de Psicología Social acerca de las actitudes. Si le preguntamos a alguien por la calle ¿caballero, es usted racista? Lo más probable, por razones de deseabilidad social es que nos conteste “por supuesto que no”; pero si a continuación le preguntamos ¿Tendría usted problemas para que su hija se casara con un negro? La respuesta en muchas ocasiones será titubeante, dudosa o simplemente dirá que no le gustaría demasiado.

En la situación de búsqueda de empleo pasa algo similar. Sabemos perfectamente que el argumento apropiado es decir que aceptaríamos cualquier trabajo dada la situación de apuro por la que estamos pasando, pero otra cosa es la actitud de los demandantes de empleo ante una propuesta en concreto.

Por desgracia, independientemente del número de veces que oigo la frase a lo largo de las semanas, también llegan a mi oído afirmaciones tales como “yo por menos de 1200 no cojo ese trabajo” “¿Desplazarme 20 km, por ese dinero? Ni loco.” Como vemos, una cosa es la deseabilidad social (hay que decir lo que la sociedad espera que digamos) y otra las actitudes reales ante la búsqueda de empleo.

Nos encontramos ante una incoherencia; por un lado, la situación objetiva es de crisis, de falta de recursos y liquidez, pero por otro lado nos hemos acostumbrado a la tele de plasma, al satélite en la azotea y a la ropa de marca. ¿No será el momento de ajustar nuestras condiciones de vida y bajar un poco el listón? ¿Qué tipo de trabajo estarías dispuesto a aceptar? ¿Cuál sería la mínima remuneración por la que estarías dispuesto a incorporarte a una empresa?

Oliver Serrano León

¿ME PARO PARA FORMARME?

Los últimos días han sido especialmente productivos con el maravilloso debate generado en el post donde hablábamos del rechazo de ofertas de trabajo por parte de personas que están en desempleo.

A raíz de esta circunstancia he estado reflexionando sobre una circunstancia que va un poco más allá de este debate y que paso a compartir:

Una de las cuestiones en las que se hace especial énfasis por parte tanto de las instituciones como por parte de las personas que nos dedicamos a la orientación laboral es la formación, bien para una posible recualificación profesional, para una mejora de nuestras posibilidades de empleabilidad o bien para actualizar conocimientos o establecer contactos con los alumnos.

Queda claro que actualmente se invierten muchísimos recursos en actividades formativas y que las posibilidades son muchas (hace ya unos meses hablábamos de la nueva ordenación de la formación ocupacional, que se une con la formación continua y pasa a llamarse formación para el empleo).

He visto recientemente en las sesiones de orientación dos personas con perfiles y características muy diferentes, pero ambos con los mimos objetivos: formarse.

La primera persona, a la que llamaremos Laura, es licenciada en Económicas y ha estado trabajando los últimos 18 años en la misma empresa, una corporación bastante conocida en el lugar donde reside que se dedica a la importación y venta de vehículos y al tránsito de aduanas. Su puesto de trabajo se situaba en la jefatura de RRHH, aunque había desarrollado muchas más funciones (por ejemplo, jefatura de ventas, control de stocks, etc). Después de todo este tiempo, fue “víctima” de un ERE, al igual que algunos de sus compañeros. Actualmente tiene 2 años de paro y desea tomarse este tiempo para formarse en algún master de RRHH o similar.

Por otro lado, la segunda persona a la que llamaremos Gabriel, es muy joven y ha estado trabajando los últimos años como peón de albañil. Siempre tuvo muy claro que esa no era su vocación, logró terminar sus estudios de ESO a través de un centro de adultos. Recientemente se ha quedado en situación de desempleo, cobra prestaciones hasta mitad del año que viene y su objetivo es aprovechar este tiempo para formarse en el área de Imagen Personal (concretamente peluquería) y una vez hecho esto montar su propio negocio.

Como vemos, en los dos casos los objetivos están muy claros: por un lado formación para ampliar conocimientos y mejorar la empleabilidad, y por el otro, una actividad formativa de recualificación con el fin último de autoempleo. También hay que aclarar que a estas personas no les urge encontrar empleo ya que tienen suficientes ingresos entre la prestación y el apoyo de familiares.

La pregunta surge a partir de este momento, ¿Es lícito “aprovechar” todo el tiempo que tenemos de prestaciones para formarnos? ¿Deberían estas personas priorizar sus acciones en la búsqueda de activa de empleo? O por otro lado ¿Es coherente este tipo de actividades con el estereotipo de desempleado “vago”, si pensamos que desde casi todas las instituciones se insiste que el futuro está en la formación y la cualificación? ¿Te formarías en situación de desempleo?

Oliver Serrano León

¿POR QUÉ SE RECHAZAN LAS OFERTAS DE EMPLEO?

Ayer Yoriento twitteaba esta noticia: El Servicio Canario de Empleo «ve con asombro cómo un importante número de parados rechaza un empleo». Resulta que esta institución ha elaborado un convenio con los Cabildos Insulares para formar y contratar a desempleados procedentes del sector de la construcción; la formación sería de 6 meses, con el objetivo de recualificarlos y una vez terminada esta etapa trabajarían el mismo período de tiempo para adquirir práctica laboral (como vemos, un proyecto muy similar a un taller de empleo, de los que hablamos hace poco).

La sorpresa para el SCE llega cuando comienza el proceso de selección; un gran número de desempleados ha rechazado la oferta, bien alegando motivos médicos o simplemente por no interesarle la misma. Según informa el periódico digital donde se publica la noticia la Institución comenzará a investigar estos hechos por si pudieran constituir fraude de ley (para ser claros, estar trabajando a la vez que se percibe la prestación o subsidio por desempleo).

Lo curioso de la noticia es que en ningún momento el comunicado de prensa del SCE informa sobre las condiciones económicas del proyecto, es decir, si los desempleados cobrarían alguna remuneración durante el período formativo, qué cantidad sería y que modalidad de contrato tendrían en los 6 meses de actividad laboral.

Ayer mismo debatía con Senior Manager en su blog acerca de los estereotipos que tenemos acerca de los desempleados y de los empresarios (las personas en paro siempre han tenido fama de vagos, y los empresarios de explotadores y gente sin escrúpulos). Hoy, en nuestro blog, me gustaría centrarme precisamente en los estereotipos de las personas desempleadas.

Lo primero que nos daría a pensar la noticia publicada ayer en todos los medios canarios es que las personas en paro son una pandilla de vagos que no quieren trabajar y prefieren seguir cobrando las prestaciones hasta que “salga algo”. Pero analicemos la situación con algo más de profundidad:

En primer lugar, y como decía antes, no sabemos las condiciones del proyecto: desconocemos el tipo de formación de recualificación y la remuneración de la que disfrutarían las personas que accedieran.

En la actualidad, muchos de los convenios que se firman con diversas instituciones por parte del SCE contienen trabajos a tiempo parcial (de cara a la galería se insertan el doble de desempleados, y eso queda muy bien en la sección de trabajo y economía de la prensa local). Conozco un caso que muy cercano en el cual se ha contratado a una técnico superior para trabajar como coordinadora de formación ocupacional, con dilatada experiencia y sobrada formación complementaria, durante 4 horas al día y lógicamente cobrando menos de lo que percibía por la prestación.

Muchas de las acciones que se llevan a cabo por el SCE son meros parches que no solucionan nada a largo plazo; si bien es cierto que hay que tomar medidas siguiendo un modelo de “cortoplacismo”, ya que hay personas con necesidades económicas acuciantes, no se están haciendo esfuerzos por cambiar el modelo de desarrollo de Canarias, que básicamente se sustenta en la actualidad por el sector terciario de la producción. En todo caso ésto no depende sólo del SCE, sino de las politicas económicas del Gobierno de Canarias.

¿Dónde quedan los desempleados en esta situación? ¿Es normal que tantas personas rechacen una oferta de empleo? ¿Aceptarías tú un trabajo temporal por un sueldo bastante inferior a lo que cobras de prestación? ¿Cuál es el sueldo mínimo por el que trabajarías?

Oliver Serrano León

ACLARANDO CONCEPTOS SOBRE EL PARO (X): LOS AUTÓNOMOS Y EL PARO

El colectivo de los trabajadores autónomos ha sido uno de los más castigados en la presente crisis económica. El gobierno español ha venido anunciando desde el año pasado una serie de medidas en beneficio de estos trabajadores, aunque todavía no se han materializado.
Ya en el año 2007 salió a la luz el nuevo Estatuto de los Trabajadores Autónomos, en el cual aparecían algunas novedades destacables, entre ellas la creación del autónomo dependiente (aquella persona que factura al menos el 75% de la misma empresa), el reconocimiento de los accidentes in itinere y otras muchas más medidas bonificatorias y reguladoras con el fin de facilitar la actividad de estas personas.

Pero nuestro objetivo aquí no va a ser otro que comentar que posibilidades tienen los autónomos con respecto al paro. Uno de los anuncios más destacados del Ministerio de Trabajo ha sido la posibilidad de que este colectivo pueda cobrar paro, al igual que los trabajadores de otros regímenes de la Seguridad Social. Por desgracia, según palabras del ministro Celestino Corbacho, los autónomos no podrán cobrar prestaciones por desempleo hasta aproximadamente el 2011. Veamos a continuación cuales van a ser las condiciones principales para poder cobrar:

Según la propuesta, los autónomos tendrán derecho a estas prestaciones a partir del segundo mes después del cese de actividad, y su duración dependerá de los periodos de cotización. Concretamente, el mínimo contempla un periodo de cotización de entre 12 y 17 meses y una prestación de 2 meses y el máximo, un periodo de cotización de 36 meses o más y seis meses de prestación.

En cuanto a la cuantía de la prestación, se determinará aplicando la base reguladora del 70% (de igual manera que los trabajadores del Régimen General) de forma que, sobre la base mínima del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos de 833,40 euros mensuales en 2009, la prestación alcanzaría los 583,38 euros al mes durante todo el periodo de su disfrute.
Las funciones y servicios de la prestación para autónomos serán gestionadas por la entidad gestora o por las mutuas y supervisadas y controladas por la Seguridad Social, aunque Corbacho ha asegurado que este concepto hay que matizarlo y acordarlo en la ronda de contactos con las organizaciones de autónomos, los agentes sociales y comunidades.

¿Quiénes tendrán derecho a la prestación?
En cuanto a qué autónomos podrán acceder a esta prestación, el informe incluye en este punto a los trabajadores por cuenta propia afiliados al RETA y en situación de alta que tengan cubierto un mínimo de doce meses ininterrumpidos de cotización antes del cese de actividad. También tendrán derecho a la misma aquellos que se encuentren en situación legal de cese de actividad y que acrediten su disponibilidad para incorporarse al mercado laboral, así como los que no hayan cumplido la edad ordinaria para causar derecho a la pensión contributiva por jubilación.

En cuanto a la definición del concepto cese de actividad, los autónomos podrán exponer motivos económicos, técnicos productivos u organizativos que impidan continuar con la actividad, como la declaración de concurso de acreedores, pérdidas derivadas de dos años de actividad consecutivos que superen el 30% de los ingresos o reclamaciones judiciales por deudas pendientes que superen el 50% de los ingresos.
Asimismo, los autónomos se encontrarán en situación legal de cese de actividad siempre que aleguen causa mayor determinante del cese, pérdida de licencia administrativa o decisión propia de trabajadoras por cuenta propia que se vean obligadas a interrumpir su actividad por se víctimas de la violencia de género.

También podrán acceder a esta prestación autónomos dependientes que cesen su actividad por voluntad propia debido a un incumplimiento del cliente, por voluntad del cliente por una causa económica justificada, por voluntad del cliente por causa injustificada o por muerte, incapacidad o jubilación del cliente.

Por otro lado, la propuesta elaborada por los expertos incluye el compromiso de los beneficiarios de desarrollar medidas que permitan reiniciar lo antes posible la anterior u otra actividad económica, y recuerda la posibilidad de optar por anticipar la jubilación percibiendo la prestación de forma parcial y compatibilizándola con la actividad profesional por cuenta propia también de forma parcial.
En este caso, el trabajador percibirá el 50% de la prestación por cese y reducirá su actividad en un 50%, aunque es necesario que contrate a un trabajador por cuenta ajena que sustituya, al menos, la jornada que deja de realizar él mismo. También podrán acceder a la prestación los autónomos con discapacidad o que desarrollen actividades de naturaleza tóxica o peligrosa y que estén cerca de la edad de jubilación.

En cualquier caso, estas medidas no están aprobadas aún y están sujetas a modificaciones, no será hasta que se aprueben en el Parlamento cuando sepamos definitivamente su alcance. Las siguientes líneas las dedicaremos a hablar de las posibilidades que existen en la actualidad para aquellas personas desempleadas que quieren establecerse como autónomos.

¿Qué pasa si estoy cobrando paro y me quiero dar de alta como autónomo?
Nos encontramos ante la situación inversa a la comentada anteriormente; aunque estamos en un período de recesión económica, todavía son muchas las personas desempleadas que quieren probar suerte estableciendo su propia actividad. En estos casos, los parados que cobren prestación pueden acceder a una serie de ventajas a la hora de empezar con su actividad empresarial:

a) Pago único o capitalización del desempleo: se trata de poder cobrar la prestación en un solo pago para facilitar la constitución de la actividad económica de trabajador, con los siguientes requisitos:
-Ser beneficiario de una prestación contributiva por desempleo y tener pendiente de recibir, a fecha de solicitud al menos, tres mensualidades.
-No haber hecho uso de este derecho, en cualquiera de sus modalidades, en los cuatro años inmediatamente anteriores.
-Acreditar la incorporación como socio trabajador a una cooperativa de trabajo asociado o sociedad laboral, de nueva creación o en funcionamiento, de forma estable. En el caso de querer incorporarse a una cooperativa o una sociedad laboral, el trabajador no ha tenido que tener un vínculo contractual previo con ella superior a 24 meses.
-Acreditar la realización de una actividad como trabajador autónomo

Hay que tener en cuenta que, según los casos, no siempre cobraremos el importe integro de la prestación que nos queda, sino que habrá un límite de ingreso en metálico y el resto se utilizará para abonar las cuotas de autónomo. En todo caso, debido a la complejidad de las diferentes situaciones que se pueden dar, es recomendable consultar la guía informativa de los Servicios Públicos Estatales de Empleo para consultar las condiciones concretas a las que tendríamos que hacer frente.

b) Recuperar las prestaciones si me he dado de baja como autónomo:
La única posibilidad actual que tienen los trabajadores autónomos de cobrar prestaciones es reanudar la prestación que estaban cobrando antes de empezar con su actividad, siempre y cuando no hubieran solicitado el pago único. Para poder ejercer este derecho, la actividad económica no debe haber superado los dos años. Se trata de una buena oportunidad para aquellas personas que tienen una prestación larga y se dan de alta como autónomos pero después deciden abandonar esa actividad.

Con este artículo terminamos el monográfico dedicado al paro. Han sido diez posts en donde hemos querido plasmar de forma sucinta las situaciones y dudas con respecto a la situación de desempleo; sólo esperamos haber aclarado dudas y aportar un pequeño grano de arena para esta difícil situación para muchas personas en la actualidad.

Oliver Serrano León

Fuente: Ministerio de Trabajo, Servicio Público Estatal de Empleo

ACLARANDO CONCEPTOS SOBRE EL PARO (VIII): ¿QUÉ OCURRE SI ENCUENTRO TRABAJO MIENTRAS COBRO EL PARO?

Queremos hoy hablar un poco de la situación que se produce cuando una persona que está cobrando el paro (ya sea prestación o subsidio) encuentra un trabajo. Habitualmente es una situación que genera un poco de ansiedad por el temor a “perder lo cotizado” o “perder el paro que me quedaba”.

En primer lugar nos gustaría aclarar que nunca se “pierde” ninguna cotización; otro asunto es si esos meses cotizados nos dan derecho o no a algún tipo de percepción económica de protección social. A continuación pasaremos a ver los diferentes tipos de situaciones que se pueden dar:

a)Encontramos trabajo a tiempo completo: en el caso de estar cobrando una prestación por desempleo, todo dependerá de la duración del contrato del trabajo que hemos encontrado; si el contrato es de duración inferior a un año, una vez finalizado éste podemos reanudar la prestación que nos había sido otorgada al inicio de la situación de desempleo.

Por otro lado, si la duración es superior al año, podemos ejercer el derecho de opción, esto es: reanudamos el paro que nos quedaba o bien renunciamos a él y pasamos a cobrar una nueva prestación que se ha generado con los meses cotizados en el nuevo puesto de de trabajo.

Tenemos que tener en cuenta que, en cualquier caso, si en el ejercicio de derecho de opción escogemos la prestación antigua, los meses cotizados por el nuevo contrato no computarán para una nueva prestación. Pongamos unos ejemplos:

-Juan tiene derecho a prestación por desempleo durante 8 meses, pero al 4 mes de cobrar el paro consigue un trabajo de 6 meses; en este caso la única opción es retomar los 4 meses restantes que le quedan de prestación.

-Ana tiene derecho a prestación por desempleo durante 18 meses, y al noveno mes consigue un trabajo que cuyo contrato va a durar 2 años. En este caso, Ana puede optar por cobrar la nueva prestación (2 años = 8 meses) o reanudar la antigua (9 meses).

No siempre es más factible elegir la prestación más larga, ya que el paro a cobrar dependerá de la base de cotización, y ésta puede ser sustancialmente diferente en un caso u otro.

En el caso de estar cobrando el subsidio por desempleo, la única opción es la reanudación del mismo, siempre y cuando el contrato o contratos que se hayan tenido no superen el año, ya que entonces deberíamos solicitar una nueva prestación por desempleo, al haber cotizado los días suficientes para ello. La única excepción se da en los mayores de 52 años, a los que se les permite compatibilizar el cobro del subsidio y el sueldo del trabajo, siempre y cuando el contrato sea superior a 3 meses.

b)Encontramos trabajo a tiempo parcial: si estamos cobrando una prestación por desempleo, la novedad es que se nos permite compatibilizar el paro con el sueldo de nuestro trabajo; lógicamente, la prestación se vería reducida en la misma proporción de la jornada de trabajo que realicemos (por ejemplo, si cobramos 900 euros de paro y trabajamos el 50% de la jornada, se reduciría el importe del paro a la mitad: 450 €).
En ningún caso se reduce la duración de la prestación, y al finalizar el contrato volveríamos a cobrar lo mismo que antes de iniciar el mismo. Al igual que en los casos de trabajo a tiempo completo, también tenemos la opción de interrumpir la prestación, reanudarla luego o solicitar una nueva, según el tiempo cotizado.

Los perceptores del subsidio por desempleo se encuentran en la misma situación que los de la prestación, con la excepción de que su sueldo nunca debe superar el 75% del SMI (468 €), ya que si no se superaría el límite de rentas, uno de los requisitos básicos a la hora de solicitar el subsidio.

El próximo día hablaremos de los autónomos y su situación con respecto al paro; con ello daremos por cerrada esta serie de artículos acerca del desempleo

Oliver Serrano León