Felices fiestas!!

Hoy queremos simplemente dedicar unas pequeñas líneas a todas aquellas personas que nos leen (y a las que no, pues también). Estas fechas son, sin duda, motivo de celebración, de compartir sentimientos y emociones positivas, y no queríamos dejar pasar la oportunidad de hacerlo.


En esta ocasión nos permitimos poner un texto que nos ha llegado a través de una compañera, Rosa Esteban (muchas gracias Rosa), que nos ha parecido bastante original y fuera de lo común. Así que sólo nos queda desearles unas muy felices fiestas y que el año que viene esté lleno de oportunidades.


Muchísimas felicidades!!


¿Os dejáis robar un par de minutos?…licencia otorgada por estas fechas navideñas, si?

Contaros que tengo los mismos buenos deseos que vosotros…y alguno más también…no tan buenos, ni tan generosos y abiertos de corazón…se debieran decir en estas fechas???…tal vez no…jajaja!! o sí…dejarme que os diga que:

* Deseo profundamente que este año seáis egoístas, que el norte sea vuestra felicidad y la de aquéllos que os importan, porque además, si hubiera que justificar este nuevo proceder, dicen que cuando uno es feliz contagia este estado emocional en el entorno… 
 
* Vale ya del perfil del «sacrificado»…todo por llegar a ¿?…Cambia! Busca aquello que da gustirrinín…un trabajo bien hecho, salir con amigos, grita, baila, toma una copa, un finde en una casa rural, tírate en el sillón con un libro fenomenal, de tu gusto total y, ohhh!!!  dedicaros a robar tiempo a vuestra familia, pareja, amigos que se han acomodado a no contar tanto contigo…que se fastidien y te aguanten de nuevo… 

 
* Hay que luchar contra las normas: olvida los procedimientos y protocolos familiares y desorienta a tu pareja proponiendo salidas entre semana, regalándole sin ser una fecha especial, besándola cuando no hay un motivo específico, abrazándola fuera de los contextos aprendidos…rompe los esquemas de lo que esperan de tí…rebélate! 

 
* Nada de hablar con los compañeros por cortesía, porque hay que mantener las relaciones…nonono!!! habla y escucha…puro cotilleo…entérate de cómo están, cómo viven, qué esperan en su vida y después, qué narices!!! (observaréis mi delicadeza, porque pegaba otra palabra más abrupta!)  sorpréndeles facilitándoles aquello que está en tu mano y que jamás de los jamases hubieran pensado que tú moverías…manifiesta que crees en ellos y apuesta, como buen rebelde, por alguna de esas bazas que muchos creen perdida… 


* Y RIE…en este año en que todo son muecas cóncavas…tú hazla convexa. sonríe!, que todos piensen «qué le pasa, qué inconsciente, no se da cuenta del calado de la situación…»…sonríe, que seguro el corazón acompaña al gesto y si el corazón sonríe…ya estamos!!! conseguiste la felicidad  del primer punto, el punto de partida y el objetivo final.
Inventemos el verbo: egoistar por ejemplo…..egoistemos durante el 2011!!!

Un abrazo de los de talla XXL para todos! :o)



Sergio Martín Corzo
Oliver Serrano León

¿Qué parte de tu felicidad reside en el trabajo?

Los avances de la psicología científica en los últimos años nos han permitido medir casi cualquier constructo hipotético: variables de personalidad muy conocidas, como la extraversión, competencias concretas en el ámbito laboral, destrezas intelectuales generales o específicas, y un sinfín de rasgos comportamentales que pueden servir de indicadores para la estabilidad personal, el desempeño de un puesto de trabajo o muchas otras áreas personales o profesionales. Podemos saber, con cierto margen de error, si una persona cumple unos mínimos dentro de unos perfiles establecidos, o en qué lugar de una escala se encuentra su percentil.
De acuerdo,  pero el caso es que, hasta el momento, la felicidad no ha podido ser encuadrada dentro de un rasgo o estado personal a través estudios serios o cuestionarios que midan rasgos o estados de la personalidad. El concepto de felicidad es tremendamente subjetivo y no existe un acuerdo común en cómo definir el mismo; por otra parte, los castellanohablantes diferenciamos entre el ser y el estar (¿es lo mismo ser feliz que estar feliz?….¿es lo mismo estar depresivo que ser depresivo?….), así que la diferenciación rasgo-estado es otro elemento que aumenta la dificultad para establecer un supuesto constructo hipotético de “felicidad”.
Sin embargo, más allá de qué supone para nosotros la felicidad, sí que parece ser que muchos de nosotros la buscamos y encontramos en ella algunos elementos comunes: bienestar, sentido de la autorrealización, satisfacción, alegría, etc…pero ¿Qué parte de nuestra felicidad reside en nuestro trabajo o empleo?
No es ninguna novedad decir aquí que nuestro empleo consume buena parte de las 24 horas del día (para algunos con suerte, sólo un tercio, para otros la mitad y para los workaholics digamos que cuatro quintas partes ). ¿Y ese número de horas consumidas en la oficina, recorriendo kilómetros o trabajando desde casa puede cubrir nuestras necesidades y hacernos más felices?
Haciendo un análisis simplista y sesgado, podría parecer que el trabajo puede cubrir a la vez los cinco escalones de la pirámide de Maslow. Si nos fijamos un poco, tener un empleo más o menos formal cubre, en primer lugar ciertas necesidades fisológicas, sobre todo la alimentación (aunque suene a perogrullada, trabajamos para “comer”); en segundo lugar, trabajar cumple la función de “seguridad” ( a todos nos gusta tener, aún con los tiempos que corren, una cierta garantía que mañana podremos entrar a nuestra oficina); en tercer lugar, estar empleado nos permite cubrir, aunque no todas, ciertas necesidades de afiliación (no es extraño que con el paso del tiempo algunos de nuestros compañeros de trabajo sean nuestro grupo de referencia o pertenencia ); en cuarto lugar, tener un empleo hace que, en mayor o menor medida, tengamos cubiertas una dosis razonables de percepción de éxito y de respeto a nuestra trayectoria profesional. Por último, y en quinto lugar, no sería extraño pensar que parte del sentido de autorrealización pudiera corresponder a nuestro trabajo, y que percibiéramos éste como una parte fundamental de nuestra felicidad.
Pero hay algo sin duda que falla. Conocemos a muchas personas que cumplirían a rajatabla los factores descritos unas líneas más arriba; profesionales que disfrutan de un puesto de reconocido prestigio que les permitiría cubrir todas las necesidades de abajo a arriba, pero sin embargo no los consideramos felices. Más de una vez hemos observado como una de esas personas, a nuestro parecer “lo tiene todo”, pero vive en un constante “vaso medio vacío”, en donde no caben otras cosas que la negatividad, derrotismo y desánimo.
 El problema es que partimos de una falacia: el trabajo no cubre todos los componentes de nuestro sentido de la felicidad, aún cuando sea un empleo soñado por todos. Si hiciéramos caso al planteamiento propuesto, estaríamos externalizando nuestra felicidad y nos olvidaríamos que el sentido más profundo de la felicidad reside en nosotros mismos. Y si no ¿por qué si comparamos dos personas con características parecidas en cuanto a edad, posición social, puesto de trabajo, etc…una de ellas se muestra feliz y otra no? Porque el trabajo puede ser un factor más que nos ayude, pero no podemos depender de él para ser felices.
No por ser algo necesario, tener trabajo o empleo nos va a enseñar por sí solo el camino para lograr la felicidad. Para mí, todo se resume en una frase: sé feliz y luego vete a trabajar; no pretendas que el trabajo te vuelva feliz. ¿Cómo lo ves tú?

Oliver Serrano León