Madrid, Calle Padre Damián, Puerta 55 del Estadio Santiago Bernabeu, 12:00
(para más información del “Proyecto Cantera” ver www.capitalhumano.es, nº230 Marzo 2009)
Foto: copyright www.corazonblanco.com
Madrid, Calle Padre Damián, Puerta 55 del Estadio Santiago Bernabeu, 12:00
(para más información del “Proyecto Cantera” ver www.capitalhumano.es, nº230 Marzo 2009)
Foto: copyright www.corazonblanco.com
Sergio Martín Corzo
Recuerdo que cuando estaba en la facultad, hace ya unos diez años, tenía la suerte de disponer de conexión a Internet en mi casa (eso sí, nada de ADSL ni cosas por el estilo). Alguna vez se me ocurrió consultar información de algunas asignaturas, pero en aquella apenas había nada en la red en español de Psicología o ciencias afines.
Con la llegada de la web 2.0, y ya desde hacia varios años, la cantidad de información disponible en Intenet ha tenido una progresión geométrica; sólo nos basta con mirar en Google o en la Wikipedia acerca de un tema para, en pocos segundos, tener a nuestra disposición textos, artículos de prensa o científicos que nos puedan ayudar para nuestros menesteres. El problema surge cuando no miramos esa información para completar un trabajo propio, sino que plagiamos literalmente el texto que sale en pantalla.
Por desgracia, en los últimos años esto se ha convertido en una mala costumbre, nada de perdernos en una biblioteca o rescatar información de enciclopedias; en un par de minutos de búsqueda en Internet obtendremos todo lo que queramos y más, y si somos un poco listos le daremos unos retoques para que no se note mucho. Hay alumnos, sobre todo de secundaria, que ni se molestan en retocar el texto, y en las páginas impresas aparecen los datos de la página web de donde se extrajo (ya me lo han comentado varios docentes).
Approbo es una aplicación online multiplataforma (Windows, Mac, Linux) que automatiza los procesos para saber qué partes de un texto son originales o no. La comparación se realiza en cualquier formato textual y su funcionamiento es sencillo. Basta con subir el archivo a Approbo. En cuestión de minutos (según la velocidad de conexión) el programa, que funciona desde cualquier navegador de Internet, da su veredicto: si la copia es íntegra o parcial, y de qué fuentes proviene. La búsqueda de documentos se hace en Google, es decir, compara con los millones de webs que indexa el buscador.
Creo que se trata de una herramienta muy interesante, sobre todo por dos causas: en primer lugar, se protege mucho más la propiedad intelectual, y en segundo lugar, dificulta mucho más el plagio o la copia directa de los textos. Recuerdo que de pequeño cuando tenía que hacer un trabajo para clase, era un auténtico placer para mí abrir uno de esos libros antiguos y pesados que tenía mi padre para consultar información; el olor de las tapas, las fotos en blanco y negro y sobre todo la cantidad de referencias que uno podía encontrar era una maravilla.
¿Hemos perdido el placer de investigar, leer y extraer información? No lo sé, pero por lo menos procuraré que mi hijo sienta lo mismo que sentía yo y que lo disfrute.
Hoy en día son ya pocos los que discuten los grandes beneficios de la formación para los empleados de las empresas:
* Mejora las posibilidades de promoción
* Aumenta su satisfacción laboral
* Mejora la calidad de sus servicios
* Incrementa el compromiso del personal con la empresa
* Mayor flexibilidad y capacidad de adaptación
* Aumenta la satisfacción laboral del empleado
* Reduce el absentismo laboral y la rotación voluntaria,…
Quizás, lo que cueste más, es demostrar los beneficios que aporta al propio negocio de la organización. Una veces por falta de utilización de un lenguaje común entre el responsable de formación y el responsable financiero de la empresa, y otras, por el hecho de que gran parte la formación repercute en la mejora de los índices de negocio a medio o a largo plazo.
Pero, sin duda, la formación añade el beneficio adicional de desarrollar ventajas competitivas sostenibles en las empresas.
Las ventajas competitivas tradicionales son imitables cada vez en menor tiempo. Por este motivo, se hace necesario basar la diferenciación de las organizaciones en factores de tipo intangibles, entre ellos destaca la formación del capital humano.
En la actualidad, ya son muchas las organizaciones que cuentan con un pull de formadores internos. Se trata de un cuerpo de especialistas que trabajan dentro de nuestra organización y que compatibilizan su actividad con la impartición de la docencia a los propios compañeros.
El contar con estos especialistas dentro de nuestra empresa puede aportarnos varias ventajas:
– Disminución de los costes de la formación: el coste hora/formación y los gastos derivados de traslados, dietas,…contratada con una consultora externa es muy superior que si lo realizamos con nuestros especialistas internos
– Los conocimientos transmitidos son más cercanos a las necesidades de los empleados. El Formador Interno cuenta con la ventaja de conocer la organización por lo que sus ejemplos y supuestos prácticos no son sobre empresas inventadas ni basadas en problemas de otras organizaciones ajenas a la realidad cercana.
– Disminución del tiempo de reacción. Con un grupo de Formadores Internos es posible impartir la misma formación al mismo tiempo, disminuyendo el tiempo necesario para hacer llegar los mismo conocimientos a toda la plantilla
– El Formador Interno como transmisores de valores: Se trata de profesionales que además de los conocimientos teóricos y prácticos pueden transmitir los valores de nuestra organización y tener un gran impacto sobre los formandos ya que el mensaje no es dado por un extraño sino por un compañero cercano de la empresa
Ahora bien, no podemos caer en la tentación de derivar toda la formación a esta modalidad, ya que ni tendremos profesionales en nuestra empresa que puedan impartir toda la tipología de formación necesaria, ni sería positivo vivir continuamente en nuestra burbuja de perdiendo la percepción de la realidad externa que nos aportan las consultoras que por su actividad pueden mostrarnos herramientas ya probadas con éxito en otras empresas.
La creación de un cuerpo de Formadores Internos dentro de una organización es un proyecto apasionante y se trata de una gran oportunidad para la realización de un buen marketing de nuestro departamento de RRHH. Por ello, es necesario cuidar todos los detalles en la planificación de este proceso.
Sergio Martín Corzo
«Jugadores como Ronaldinho basan todo su fútbol en el talento. He entrenado a muchos jugadores y la mayoría se cree que marca la diferencia sólo con el talento, pero no es cierto. En el fútbol moderno si no tienes una buena condición física y no trabajas en los entrenamientos es más difícil brillar en el campo». Me han llamado la atención estas declaraciones. Creo que el entrenador da en el clavo con su concepto de talento; lo ve como un potencial, pero que debe de estar acompañado de trabajo para poder desarrollarse.
Tal y como expresa continuamente J.C. Cubeiro el talento se «forja», es necesario un potencial, continuas horas de aprendizaje (que podríamos comparar con el «efecto de las 10.000 horas» explicado correctísimamente por Malcolm Gladwell en su libro «Outliers. The store of success») pero además, es necesario el componente actitudinal y la motivación por querer desarrollarlo.
Es incontestable el talento que ha demostrado Ronaldinho para la práctica futbolística porque tiene un potencial innato, tiene un balón en los pies desde su primer año de vida ( ya habrá superado por tanto sus 10.000 horas de práctica) pero quizás por haber conseguido el triunfo desde muy joven, por la cantidad de dinero que ya posee, o simplemente porque ha perdido la motivación por este juego, su rendimiento ha bajado considerablemente, y ya no es considerado como el mejor jugador del mundo.
Cualquier buena máquina necesita un mantenimiento, cambio de piezas, engrase, etc. En el caso de la máquina de hacer fútbol que es este jugador, parece de alguna manera que se ha quedado obsoleta; ¿Necesitaría un buen coach personal Ronaldinho para volver a estimular sus capacidades? ¿Qué puede hacer este jugador para que su talento no se quede estancado?
Oliver Serrano León, Sergio Martín Corzo
Pasados los años, la Universidad se ha convertido en el refugio de muchos estudiantes por varias razones: en primer lugar, las políticas educativas de los últimos años han favorecido el acceso, ya sea mediante becas u otro tipo de ayudas e incentivos; por otro lado, haciendo referencia al status, muchas familias han luchado para que sus hijos accedan a una formación superior, y en tercer lugar, la formación profesional en España está mal vista, aunque mucho menos de lo que estaba antes, pero se sigue viendo como una formación “para el que no vale para estudiar”.
¿Qué ha provocado esta situación? Simplemente un desajuste entre la oferta y la demanda en el mercado de trabajo; muchos empresarios buscan trabajadores cualificados que no existen, y por otro lado, miles de universitarios que no encuentran trabajo relacionado con la formación que han estudiado.
Este contexto actual, bajo mi opinión, ha favorecido a la aparición de dos fenómenos:
1. El opositor multiformado o sobreformado. Por mi experiencia como orientador, he podido comprobar cómo en los últimos años muchísimos licenciados y diplomados universitarios han decidido presentarse a oposiciones a la Administración Pública, pero a puestos de trabajo con una categoría muy inferior ( lo más habitual es que se presenten al antiguo grupo D, auxiliares administrativos, actualmente grupo C2). Estas personas llegan a hartarse de la situación actual y prefieren optar por un puesto discreto pero estable en el tiempo.
2. La competencia entre los propios trabajadores. Lógicamente, si los universitarios se presentan a puestos de categoría inferior, comienza una competición entre personas con graduado en secundaria, bachillerato, formación profesional y los ya nombrados universitarios. Lo normal sería que a este tipo de puestos se presentaran aquellas personas que tienen sólo la cualificación necesaria, pero en la actualidad TODOS compiten por esos puestos. Por otro lado, en el mercado de la empresa privada también existe una carrera de fondo; por ejemplo, cuando se hizo la selección para una muy conocida cadena de grandes almacenes en la provincia donde resido, de los 1000 trabajadores seleccionados para puestos de perfil comercial había muchísimos universitarios (otra cuestión a discutir sería el por qué se escogieron a tantas personas que superaban ampliamente el perfil formativo requerido; muchos de ellos se fueron de la empresa al cabo del tiempo).
En resumen, se da una situación cuanto menos paradójica: los universitarios invierten gran tiempo de su vida en formarse para luego competir con trabajadores con una cualificación muy inferior a la suya; sin embargo, peor lo tienen éstos últimos, ya que no pueden competir con empleados de una titulación superior a la suya, a no ser que hayan desarrollado las competencias profesionales a lo largo de su carrera, y siempre y cuando estemos hablando de la empresa privada, nunca en el caso de las administraciones públicas.
¿Qué podemos hacer para equilibrar el mercado de trabajo?
¿Por qué sigue teniendo mala fama la formación profesional en España?
¿Estamos orientando bien a los estudiantes y futuros trabajadores?
Oliver Serrano León