VOUYERISMO 2.0: ¿SÓLO MIRAS O TAMBIÉN PARTICIPAS?

En plena ebullición de las redes sociales y profesionales, muchas personas se hacen cuentas compulsivamente en diferentes servicios que nos ofrece actualmente la red. A quién le interesa un ligue más o menos fácil se inscribe en Meetic, los adolescentes con las hormonas a rebosar abren una cuenta en Tuenti, en dónde el número de fotos donde aparezcan etiquetados es directamente proporcional a su autoestima; los trabajadores que buscan aumentar sus contactos profesionales se apuntan a Xing o Linkedin, y en general, el común de los mortales está registrado en facebook, y algunos menos en twitter.

Tim O’Reilly se refería en la conferencia O’Reilly Media a la Web 2.0 como “una segunda generación en la historia del desarrollo de tecnología Web basada en comunidades de usuarios y una gama especial de servicios, como las redes sociales, los blogs, los wikis o las folcsonomías, que fomentan la colaboración y el intercambio ágil y eficaz de información entre los usuarios de una comunidad o red social.” La Web 2.0 era, al fin y al cabo, una web social por el enfoque colaborativo y de construcción social de esta herramienta.

Las redes sociales y profesionales han alcanzado en poco tiempo millones de usuarios, y no cabe duda de su utilidad: por un lado nos permiten estar en contacto con amigos y familiares de los que hacía tiempo que no sabíamos nada (ahora podemos saber dónde van de vacaciones y dónde se toman las copas) y por otra parte también nos dan la posibilidad de compartir información con profesionales de nuestra área de trabajo y estar al día de las publicaciones interesantes en la red.

Pero, curiosamente, muchas de las personas que se inscriben en este tipo de servicios son “pasivos”, es decir, tienen una una cuenta activa pero apenas hacen uso de ella. Podemos ver su perfil personal y profesional, pero no hacen una participación activa en la red. ¿Debe ser esta la filosofía 2.0? ¿Apuntarnos sólo por el mero hecho de hacerlo? Creo que no. No se trata de practicar un tipo de voluntarismo, en donde nos sintamos obligados a compartir información y contenidos, pero desde luego, si queremos que los demás compartan, también deberíamos tenerlo en cuenta nosotros.

Hasta el momento, y esperemos que nunca aparezca, no hay ningún dogma de fe que nos indique qué uso debemos darle a las herramientas 2.0: muchas personas sólo las usan para promocionar un producto, otras lo usan para dar a conocer ideas, pensamientos y reflexiones, y en general la utilización de estos recursos es tan libre como la libertad de la persona que los use.

Pero aunque estemos inmersos en el 2.0, hay muchos usuarios 1.0, o como mucho 1.5. Están en la red, pero la usan como vampiros, chupando bytes y píxeles. No nos cuentan nada, no comparten, no opinan y no se expresan. Hacen un uso plenamente unidireccional de la red: veo una cosa que me gusta, la cojo, la uso, la copio o la tiro a la basura, pero no hacen un trabajo colaborativo ni aportan nada a los demás.

Tal y como decía senior manager hace unas semanas, “el 2.0 debe ser una actitud”, más allá de que nuestro perfil aparezca en todas las redes posibles. Somos todos los que creamos esta comunidad, y si son sólo unos pocos los que de verdad hacen que funcione, estamos abocados a un 2.0, pero a medias.

¿Y tú? ¿Participas o sólo miras?

Oliver Serrano León

LA ANTICIPACIÓN DEL LÍDER (I)

Tras ser un destino habitual en mis últimos tres años, este mes he regresado, por un período de cinco días a Barcelona, invitado por un gran amigo.

Juntos desde los 4 años, he podido disfrutar viéndole crecer personal y profesionalmente, desde su salida de la universidad, allá por el año 2000, hasta convertirse hoy en miembro del Consejo Ejecutivo de una gran empresa de creación, comercialización y venta de componentes para las telecomunicaciones.

La organización para la que trabaja, creada en 1965, diseña y produce un amplio catálogo de productos de electrónica de telecomunicaciones, dando servicio a las necesidades de más de 50 países. Está compuesta por 150 personas que trabajan en las siete sedes que poseen en seis países (España-en Barcelona y Madrid, Francia, Portugal, Italia, Alemania, y Dubai) y pertenece a un holding de empresas que cotiza en Bolsa y que distribuye material por todo el mundo. Su sede principal en Barcelona posee tres funciones principales: Venta y comercialización, recepción y distribución de los productos, y desarrollo de proyectos y producción.

Tras mi llegada a Barcelona, una agradable cena y un paseo por el Born, a la mañana siguiente, disfrutando de un suculento desayuno en Diagonal con esa pastelería fina tradicional catalana, pudimos reunirnos por espacio de dos horas, esta vez, por motivos profesionales.

En esta conversación inicial ya pude advertir la pasión con la que vive su trabajo, y las habilidades de comunicación y motivación a la acción que transmite en sus palabras. Su identificación con la compañía y con su expansión es plena. Y es que, según mi opinión, su capacidad de liderazgo es lo que ha hecho que con 31 años de edad sea ya, además de Director de Operaciones de la empresa y Consejero Ejecutivo de la misma, también el miembro del Consejo de Administración del Holding más joven de su historia.

Tras dos horas de una interesantísima conversación sobre todo el organigrama del holding en general y de su empresa en particular, mi amigo me expresó el motivo real de nuestro encuentro: «las posibilidades de modernización de la gestión de los recursos humanos en su empresa».

Consciente del crecimiento abismal de la cuenta de resultados, del número de sedes, clientes, y de los productos que comercializan, se había percatado de la necesidad de «cambiar la manera de gestionar a las personas, de superar la etapa de un departamento de personal reactivo centrado en el pago de nóminas, contrataciones y despidos». La empresa había crecido muy deprisa y el departamento encargado de adelantarse a las necesidades de las personas para la mejora de su rendimiento, se había quedado atrás, y era el momento de pararse para planificar y prepararse para el futuro.

La primera reflexión que me abordó en la ciudad Condal fue la de pensar porqué concretamente él había sido la persona, de todos los directivos de la organización, en observar las necesidades en esta área de su empresa para el futuro, en observar que era necesario cambiar la forma en la que se estaban realizando las cosas.

¿ Simple capacidad de observación y previsión, talento, o un ejemplo más que confirma la teoría de inteligencias múltiples propuesto por Gardner (Gardner, Howard. (1983) Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences)?

Lo que es evidente, es la importancia de que los líderes se preocupen por el desarrollo de todo el potencial de sus colaboradores, y orienten sus esfuerzos, en estos momentos de incertidumbre de la economía, a hacer realidad y no dejar sólo en palabras la conocida frase de » lo importante en mi empresa son las personas que la componen». Realmente son nuestros colaboradores los que pueden asegurar la continuidad de las empresas.

Ha sido todo un placer compartir esas dos primeras horas de reunión con un «líder emocional» y en una ciudad como Barcelona.

S.M.C.