El cerebro y el escáner del liderazgo

Este pasado fin de semana he tenido la suerte de poder acudir a las VI Jornadas de la Asociación Española de Terapia Cognitivo-Conductual-Social, a la que asistieron figuras tan relevantes en el panorama de la psicología clínica española como Vicente Caballo, Paz del Corral, Victoria del Barrio o Carmen Bragado.
Aunque el nivel de todas las ponencias fue muy alto, hoy quisiera comentar una de las mesas redondas en la que se debatió sobre “¿Cómo la Terapia Cognitiva modifica los procesos neurológicos?”
Para los desconocedores del tema la Terapia Cognitiva es una de las terapias psicológicas que con sus técnicas ha revolucionado los tratamientos debido a la sencillez de su intervención y a la rapidez de sus resultados. Con padres como Aaron T. Beck y Albert Ellis, se basa principalmente en los siguientes tres principios:
1.- Los pensamientos determinan nuestros estados de ánimo
2.- Nuestros pensamientos negativos son las consecuencias de un estilo cognitivo distorsionado
3.- Detrás de un estado de ánimo se esconde un pensamiento negativo que hace que nuestra interpretación del mundo nos parezca funesta
Me gustaría hoy compartir algunas de las conclusiones más interesantes de la mesa redonda:
a)      La terapia cognitiva cambia los procesos de evaluación de las situaciones
b)     La terapia cognitiva es un aprendizaje, por lo que las técnicas de neuroimagen han demostrado, como no podía ser de otra manera, que tras la terapia se producen cambios en la estructura y organización cerebral.
c)      La gran plasticidad del cerebro permite que existan aprendizajes durante toda la vida
Y es que, a pesar de la efectividad científicamente demostrada de estas técnicas, parece que hasta que no se utiliza una herramienta de diagnóstico médica que demuestre los cambios sobre nuestro cerebro no terminamos de confiar en las ciencias del comportamiento humano. Quizás, necesitamos un poco de la validez aparente (“no sólo hay que ser bueno sino aparentar serlo”) que nos otorgan estas herramientas.
Pero mi curiosidad de la semana ha sido encontrar el pasado domingo 21, en el periódico La Opinión de Tenerife, el artículo: “Escáner para Evaluar Ejecutivos”, en el que Neurólogos, psicólogos y economistas de la Universidad británica de Reading están realizando una batería de exámenes de cerebros de directores, ejecutivos de empresas y líderes en diferentes territorios profesionales, ong´s, o fuerzas armadas, para poder fijar quien sería más capaz para dirigir un equipo de trabajo.
Según el profesor Douglas Saddyb del Centro para la Neurociencia y Neurodinámicas Integradas de Reading, “Es demasiado pronto para sacar conclusiones pero lo que si podemos es examinar diferentes grupos, por ejemplo de militares y de hombres de negocio, y comparar la educación del liderazgo en ambos grupos”. “Lo que nos interesa es ver cómo líderes de diferentes sectores toman decisiones. Hay que saber qué hace que una persona pase de tomar una buena decisión a una mala, lo que sucede en la mente de las personas y lo que les lleva a esas elecciones”.
Está claro que determinadas funciones están gestionadas por partes del cerebro ya bien estudiadas, y por tanto delimitadas, aunque en muchos casos no son controladas por una sola estructura cerebral y en los propios estudios de resonancia magnética podemos comprobar cómo se activan diversas áreas del cerebro para la realización de una función concreta.
Esto nos hace pensar que para poder delimitar qué áreas del cerebro se activan en el desempeño diario del liderazgo, primero hay que considerar varias premisas:
         ¿Podemos considerar el liderazgo como una función cerebral única, similar a la memoria o la atención?
         ¿Qué definición de liderazgo tomamos?, ¿Con qué competencias?
         ¿Debemos analizar a líderes impuestos por la estructura de la empresa o a líderes naturales?
Y aunque en la noticia no aparecen más datos de cómo se está realizando el estudio, será interesante seguir de cerca los resultados de cualquier investigación que nos de luz de los cambios que se producen en el cerebro con cualquier aprendizaje
Sergio Martín Corzo

YO TAMBIÉN TENGO MIEDO

Hace unos días llegaba a mis manos un libro que tenía muchas ganas de tener y que había apuntado en mi libreta de lecturas pendientes en los primeros lugares. Ciertamente, no es un libro nuevo pero si de gran actualidad, e incluso en estos días su autora está presentando una nueva obra que será con toda seguridad otro nuevo éxito,  

El libro del que les hablo no es otro que NOMIEDO, de Pilar Jericó. Editado por Alienta en febrero de 2006, ha superado la cifra de los 150.000 ejemplares vendidos, teniendo ya traducciones a varios idiomas e incluso, como publicó su autora en su blog (http://www.pilarjerico.com) el pasado 2 de marzo, ya se encuentra disponible para iphone e ipod touch.
Creo que se trata de uno de sus libros que, una vez leído, no se debe de poner en la librería, sino tenerlo muy cerca en la mesa de trabajo.
Se trata de todo un tratado al afrontamiento a los principales miedos que tiene el ser humano, y siendo conscientes de que en el entorno laboral pasamos muchas horas, éste no iba a ser un contexto en el que no se presentaran. En la obra, Pilar, logra poner el cascabel a un gato que se llevaba escabullendo hace mucho tiempo y al que nadie podía o quería atrapar.
En el libro, la autora inicia su tratado explicando los diferentes tipos de miedos, sus bases biológicas y de cómo cuando “vivimos amenazados, nuestra amígdala secuestrará nuestro talento y no le dejará razonar tan brillantemente como lo hace en entornos amigables”.
En la segunda parte, nos hace una exposición muy ajustada de los principales cinco miedos que se dan en las organizaciones:
-Primer miedo: No llegar a fin de mes
-Segundo miedo: necesito que me quieran
-Tercer miedo: alérgicos al fracaso
-Cuarto miedo: aferrarse al poder
-Quinto miedo: Sin cambios, por favor
Desgraciadamente seguro que todos podemos poner ejemplos de cada uno de ellos, personales o de nuestros compañeros o líderes, de diferentes momentos de nuestra carrera profesional.
La tercera parte me parece magistral ya que explica con gran sencillez contra qué áreas de la persona dispara el miedo: Contra el talento, contra la innovación y la creatividad, contra el cambio y la visión a largo plazo, y por supuesto, contra la calidad de vida y la felicidad personal.
Los dos últimos capítulos del libro centran nuestra atención sobre el desafío de las empresas nomiedo y cómo desarrollar los profesionales nomiedo.
Sin duda, se trata de una obra muy inspiradora y clarificadora de comportamientos organizacionales.
Reconocer que se tiene un problema, es un comportamiento cada vez más difícil de observar pensando que con ello transmitimos debilidad, y que por tanto, no somos merecedores de la responsabilidad que nos han dado, cuando justo es todo lo contrario, y para poder perder el miedo a algo, lo primero es reconocerlo.
Hoy me ha llegado una frase que viene muy a colación al tema que hemos tratado:
«Por grande que sea el puesto, ha de mostrar que es mayor la persona» (Baltasar Gracián).
¡Yo tengo miedo! Y ¿tú?
Sergio Martín Corzo

ERES BUEN PROFESIONAL, PERO ¿TIENES VALIDEZ APARENTE?

Según cuenta Plutarco en sus «Vidas paralelas», un patricio romano llamado Publio Clodio Pulcro, dueño de una gran fortuna y dotado con el don de la elocuencia, estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César. Tal era su enamoramiento, que en cierta oportunidad, durante la fiesta de la Buena Diosa -celebración a la que sólo podían asistir las mujeres- el patricio entró en la casa de César disfrazado de ejecutante de lira, pero fue descubierto, apresado, juzgado y condenado por la doble acusación de engaño y sacrilegio.

Como consecuencia de este hecho, César reprobó a Pompeya, a pesar de estar seguro de que ella no había cometido ningún hecho indecoroso y que no le había sido infiel, pero afirmando que no le agradaba el hecho de que su mujer fuera sospechosa de infidelidad, porque no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo. La expresión, con el tiempo, comenzó a aplicarse en todo caso en el que alguien es sospechoso de haber cometido alguna ilicitud, aún cuando no hubiera dudas respecto de su inocencia, en la forma «No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo».

En la actualidad, en Psicología es muy habitual el uso de validez, sobre todo cuando hablamos de tests psicológicos. En psicología científica se elaboran cuestionarios que intentan medir innumerables variables, pero se exige que tengan un mínimo de validez (que mida lo que quiere medir) y fiabilidad (que mida siempre lo mismo). Hay muchos tipos de validez (de contenido, de constructo…) y de fiabilidad (test-retest, interjueces…) pero quizá uno de los tipos de validez a los que se presta menos atención es la validez aparente.

En resumidas cuentas, cuando hablamos de un test que tiene validez aparente es aquel tests que no sólo es bueno, sino que también aparenta serlo (ya sea por su formato, por cómo se explican las instrucciones, por el diseño, etc…), o sea que la reprobación del César a Pompeya encaja perfectamente para este tipo de validez.

Pero vamos un poco más allá de los tests psicológicos. En nuestra vida personal y profesional buscamos constantemente la validez aparente. La perseguimos cuando compramos una marca en concreto; no sólo nos interesa el contenido de un producto, prestamos mucha atención al “envase” que envuelve ese producto (¿te fiarías de un médico que te atiende en chándal en su consulta, aunque fuera de prestigio reconocido?).

Aunque no necesariamente todos los profesionales necesitemos pasar por un proceso de branding o marca personal, si que es cierto, y más hoy en día, que la marca cuenta. Podemos ser buenos profesionales, formados, éticos en nuestra labor y preocupados por aprender….pero ¿y si no tenemos validez aparente?. Todo el prestigio se puede ir al garete porque, en términos generales, compramos o contratamos un producto con los ojos y con la cartera, pero no con el cerebro (¿cuántas veces nos hemos decidido más por un producto que por otro por su “imagen”?).

El refrán o el dicho popular dice “las apariencias engañan”, pero aún siendo cierto, en muchas ocasiones más que engañar refuerzan el producto. Cometemos muchas veces el error fundamental de atribución, buscando correlaciones inexistentes entre variables (“como es guapo, huele bien y va bien vestido, es buen profesional), pero nos guste o no, funcionamos de esta manera: usamos prejuicios, estereotipos…y sin duda, una buena presentación del producto ayuda mucho a su éxito final.

En un anuncio de colirio en televisión aparece un joven que va a una entrevista de trabajo con los ojos rojos; la secretaria, que es amiga suya, le recomienda aplicarse la solución líquida para lograr un mejor aspecto, ya que si no podría llamar la atención del entrevistador. ¿Tú que haces para mejorar tu validez aparente? ¿Le das importancia o crees que la procesión va por dentro?

Oliver Serrano León

Nota: referencia histórica tomada del blog www.historiaclasica.com, foto tomada de Internet, del anuncio de la marca «Vispring».

¿TÚ TAMBIÉN SABES UN POCO DE TODO?

Recuerdo que en la época del colegio, cuando uno ya tenía una pequeña parte de uso de razón, si había alguna discusión sobre un tema y no se llegaba a un acuerdo la solución era muy fácil. Al día siguiente cada uno exponía su opinión, pero ¿cuál era el argumento? “Es que me lo dijo mi padre, que sabe mucho”.

Actualmente, mal que nos pese, Google se ha convertido en esos padres que nos explicaban cómo funcionaba el mundo. Ni siquiera ya el Encarta nos vale porque quedó muy desfasado con respecto al gigante de las búsquedas y la Wikipedia. La red nos ofrece infinitas posibilidades de adquirir información, y aunque algunos tipos de software intentan impedir el “copia y pega” (ver post sobre el tema), hoy en día ya no es nada extraño que los alumnos usen Internet para recabar información.

Fue ayer o anteayer, no recuerdo bien, cuando revisando un post de Optima Infinito (lo pueden encontrar en twitter como @jmbolivar), me vinieron estos asuntos a la cabeza. Jose Miguel está haciendo un esfuerzo encomiable por clarificar qué es y que no es el coaching, porque resulta que en los úlltimos tiempos cualquier persona que sabe hilar dos frases seguidas, que tenga buen marketing y buena imagen puede denominarse coacher. Nada más lejos de la realidad, pero para saber más leanse por favor su post y los comentarios del mismo.

Muchos quieren ser o llamarse coacher. Pero también muchos, en ocasiones, parece que sabemos de todo. La llegada masiva de nuevas formas de comunicación ha hecho que podamos tener cientos de canales de radio y TV, revistas especializadas de diferentes sectores y acceso a infinitas webs. Tenemos información de sobra y, en general, vivimos en un país donde nos gusta opinar de todo y de todos, y en ocasiones parece que nuestra opinión es la mejor, aún desconociendo muchas de las circunstancias que han acontecido en un hecho concreto.

Pero lo que me resulta más curioso de todo es como algunas profesiones se ven perjudicadas en este sentido. Me refiero a que en la mayoría de las ocasiones expresamos acuerdos o deasacuerdos rotundos con trabajadores cualificados. Un ejemplo claro es el de los futboleros: todas las personas que son aficionadas al fútbol saben muchísimo de ese deporte y deberían estar en el banquillo en vez del prestigioso entrenador que ha contratado su equipo (“Pero este tío está loco: ¿cómo se le ocurre ponerlo de central? ¿No se da cuenta que hay que adelantar la defensa?”, etc…)

Otro sector que para mi gusto se ve claramente perjudicado es el sanitario. Por desgracia, es habitual oir frases del tipo “Ese médico no tiene ni p….idea”, “No vayas al médico, que seguro que te encuentra algo” “Me mandó una medicación pero prefiero tomar otra”…. Si hablamos de psicólogos, puede ser peor “Bah, tiempo y dinero perdido para que me coman la cabeza…”. Y uno de las profesiones actualmente más denostada es la de maestro o profesor (“El tío va y me dice que mi hijo no atiende en clase..será gilip…..”; “Los maestros de hoy en día sólo enseñan tonterías y encima de vacaciones todo el año”).

Sin embargo, parece que hay más respeto por otras profesiones. Por ejemplo, nunca se nos ocurriría decir a un arquitecto donde debe ir el muro de carga o cómo se debe hacer una cimentación (más que nada, porque el edificio se vendría abajo con toda probabilidad). Tampoco se nos ocurriría dar instrucciones a un ingeniero aeronáutico para el diseño de un aeroplano (seguramente no volaría), y seguramente no le diríamos a ningún abogado como debe presentar un recurso de casación ante un Tribunal.

Independientemente del instrusismo profesional, que otro tema que nos daría para hablar en varios posts, muchas veces nos creemos con la razón sobre las cosas, pero no poque tengamos argumentos, sino simplemente por convicción. Da igual que un médico haya estudiado seis años más cuatro cinco de especialidad: nosotros sabemos más que él. Da igual que el maestro vea a nuestro hijo más horas que nosotros: él no conoce de verdad a nuestro hijo…

¿Y en tu profesión? ¿Te has encontrado con este fenómeno?

Oliver Serrano León

EGOCENTRISMO 2.0: NARCICISMOS DIGITALES

Hace poco más de un año Sergio y yo descubríamos el universo bloggero. Desde que nos conocemos, que ya son unos cuantos años, nos ha encantado conversar de múltiples temas, aunque casi siempre con la Psicología de por medio. Pocos días atrás cumplimos un año en el blog, y dimos buena cuenta de ello regalando varios trozos de tarta a nuestros seguidores y visitantes.

Son varios años ya los que han pasado desde la explosión de los blogs en Internet. Mientras los capitanes de barco han apuntado desde tiempos inmemoriales sus incidencias y desarrrollo de viajes en sus cuadernos de bitácora, los diarios en en la red han permitido múltiples oportunidades de expresión a millones de personas en todo el mundo. Muchos de los blogs empezaron como una recopilación de artículos de autores ajenos (todavía hay muchos de ese estilo), o bien cuadernos personales donde se iban anotando las vivencias del día a día.

Con el tiempo la blogosfera se ha llenado de páginas de todo tipo: personales, profesionales, de ayuda, blogs corporativos, o webs temáticas, donde podemos encontrar infinidad de información, opinión y documentación de todo tipo. También se han convertido en punto de enlace para transmitir o retransmitir información, aunque con el auge de las redes sociales, esta utilidad quizás ha pasado a un segundo plano.

Pese a que muchos auguran el fin de la era de los blogs con el nacimiento de estas redes y del mal llamado microblogging (ej: twitter), no cabe duda que son incontables los blogs que nos podemos encontrar en la telaraña electrónica. Nosotros en este año hemos tenido la oportunidad de contactar, aunque sea de forma virtual, a enormes profesionales que de otra manera nos hubiera sido muy difícil conocer. Incluso es muy habitual que trabajadores de diferentes empresas tengan sus propios blogs, aunque todavía existan organizaciones blogalifóbicas.

Pero todo lo que trae ventajas también conlleva problemas. El primer fenómeno problemático conocido fue el del spam (todavía en vigencia), donde se envían correos electrónicos masivos. Pero uno de los grupos más conocidos en los foros son los “trollers”, que son personales que se dedican a hacer spam, llamar la atención o polemizar con el fin único de llamar la atención o de hacer publicidad de su sitio web, en muchas ocasiones de dudoso contenido.

Después de un cierto tiempo conectado a las redes sociales y profesionales, he detectado que muchas personas usan estas herramientas como un método de elevar su autoestima. Seguro que todos hemos conocido (y también eliminado de nuestros contactos) a personas que inundan el muro de facebook o el timeline de twitter con contenidos varios y que agregan al mayor número posible de amigos o seguidores. En algunas ocasiones estas personas pueden llegar a sentirse mal si sus posts no son comentados, o si los comentarios no son del todo favorables, es decir, basan su autoestima en estos fenómenos como muchas veces un aficionado al tunning puede basar su ego en la cantidad de piezas agregadas a su coche.

En la blogosfera, aunque se trata de un medio menos inmediato que el de las redes sociales, el fenómeno es parecido. No cabe duda de que cuando nos leen, seguramente nos sentimos bien: con alguna probabilidad hemos aportado algo que resulta interesante a los lectores, logramos más suscriptores y seguidores en twitter, y de alguna manera nos hacemos un poquito más protagonistas.

Más allá de los posibles fines lucrativos de un blog (realmente pocos pueden decir que vivan de él), el fenómeno de los “followers” se ha generalizado, tanto en el uso del sustantivo como en el de los lamentos y suspiros por conseguir más (“Ojalá tuviera tantos followers como tú…¿cómo lo haces?”; “Mi madre, que cantidad de seguidores y visitas tiene esta persona, voy a seguirlo a ver si se me pega”). Lo problemático es que dependamos de ellos para que nuestra valoración de nosotros mismos sea directamente proporcional a la cantidad de visitantes, suscriptores o seguidores.

Aunque el término “narcisismo” no sería del todo aplicable a este fenómeno (sobre todo porque la palabra implica egoísmo, y la filosofía 2.0 implica compartir y colaborar), bajo mi punto de vista sí existe un narcisimo digital o ego 2.0, donde la persona depende de su popularidad en la red para sentirse mejor: si tengo más fotos etiquetadas en Tuenti, soy más “guay”, si me retuitean en twitter, soy el amo del mundo, etc…Los rankings también ayudan, en cierta manera a incrementar este narcisismo (“estoy en el puesto 7 de la lista de más leídos, he aparecido en el ranking de los más seguidos”, etc. Desde luego, la inmensa mayoría las personas que escriben en la red no tienen estas características pero…

¿Crees que de alguna manera los posts te suben la autoestima? ¿te sientes mejor cuantos más seguidores tienes? ¿en qué medida le das importancia a todo esto? ¿usas Internet como un medio o como un fin en sí mismo?

Oliver Serrano Léon

Viñeta: Forges

UN GIRO HACIA LO POSITIVO

Tradicionalmente la Psicología Experimental ha dividido los sistemas de respuesta del ser humano en tres tipos: Respuesta Cognitiva (lo que pensamos), Respuesta Fisiológica-Emocional (lo que sentimos) y Respuesta Conductual-Motora ( lo que hacemos). Los tres sistemas se encuentran interconectados de tal forma que lo que pensamos repercute en lo que sentimos y en lo que hacemos, y viceversa.

Este principio básico, muy utilizado también por la psicología clínica en el tratamiento de muchos trastornos mentales, nos aporta una información muy importante en el análisis de la situación económica actual. Desde este modelo, una persona que centra gran parte de sus pensamientos en la “crisis” y en lo negativo del sistema económico, se sentirá triste, ansioso y agobiado por cómo afrontar sus pagos, por cómo mantener o conseguir un empleo, y sus respuestas serán de conservadurismo económico, de disminución de sus gastos, y por tanto, de un enlentecimiento de la economía general.

Esta es la causa de que sea necesario que positivemos nuestro pensamiento fijando nuestra atención en el potencial de las cosas, en las oportunidades, en nuestra capacidad de adaptación.Ejemplos de lo expuesto aparecen continuamente en los medios de comunicación aunque nuestra atención se ha especializado en enfocar lo negativo.

¿ Por qué no intentamos cambiar estas gafas y elegimos nosotros unos cristales que resalten lo positivo de las noticias?

Dos noticias aparecidas esta semana en el periódico digital http://www.rrhhdigital.es/, y que pasamos a compartir, nos servirán de ejemplo :La primera de ellas informaba sobre como la crisis agudiza el ingenio titulando: “Reinventarse o morir: Infojobs ofrece a sus clientes servicios de ayuda a la recolocación de afectados por EREs”. Mientras que la segunda describía un estudio realizado por la consultora Hays en la que afirmaba como “ son muchos los sectores que se han visto beneficiados por la situación actual y han sabido sacar provecho para continuar su crecimiento económico”. La consultora resaltaba sectores como : “el consumo alimenticio y primera necesidad, la comida rápida, la tecnología de la información, el sector sanitario (sigue necesitando profesionales), los abogados laboristas y especialistas en reclamación de deudas, los analistas de riesgos, los ingenieros civiles, las empresas especializadas en energías renovables, …..”. En conclusión, “ se observa un cambio de tendencia en los sectores profesionales que debidos a la crisis no han tenido más remedio que cambiar de orientación e incluso desde el punto de vista de los consumidores, de hábitos”.

Llevando a la práctica lo expuesto he decidido fijar mi atención esta semana en la creación de las nuevas empresas en esta época. Particularmente, he podido tener el placer de conocer muy de cerca el proyecto de gestación y alumbramiento de una empresa dedicada a uno de estos sectores comentados: “ICSA Consultoría Ambiental y Alimentaria S.L.” (http://www.icsaconsultores.com/). Se trata de “una empresa de servicios profesionales que dirige su actividad tanto a empresas privadas como a la administración pública, ofreciendo soluciones globales, basadas en el uso de nuevas tecnologías, que permiten el control y gestión integral en materia de Sanidad Ambiental y Seguridad e Higiene Alimentaria”.

Sus socios directores, Jacobo Torres y José Arnaldo Hernández, dos profesionales de amplios conocimientos en la materia e importantes experiencia laborales en diversos sectores, han sabido crear un proyecto dónde los valores (Atención personalizada y directa, Disponibilidad, Objetividad, Profesionalidad, Confidencialidad, Calidad del servicio y Satisfacción del cliente) marcan el rumbo a seguir y la diferenciación con el mercado actual, impulsando su propia “marca personal” como diría Rubén Turienzo.

¡Muchas Felicidades!

Yo ya he elegido mis gafas, ¿y tú?

Sergio Martín Corzo